LA PLAZA

Remolacha rosa, toda una virtuosa

Variedades, propiedades y alguna que otra receta con una hortaliza de lo más pintoresca, la remolacha.

Quizá no lo sepas, pero la acelga y la remolacha guardan mucho en común. ¿Sabías que ambas provienen de la misma especie? Concretamente de la Beta marítima, aunque es posible que la hayas escuchado como acelga marina. Su origen data de tiempos prehistóricos en la zona del norte de África. Esta especie dio lugar a dos hortalizas diferentes. Por un lado la acelga y por otro la remolacha. En la antigüedad solo se comían las hojas de la remolacha, mientras que la jugosa raíz era destinada a usos medicinales, sobre todo para problemas bucales o sencillos dolores de cabeza.

 

Como en otros tantos alimentos, los romanos se encargaron de popularizar el uso de la raíz de la remolacha como parte comestible y desde ahí se extendió a otras zonas. En el siglo XIX apreciaron su dulzor y descubrieron que podían sacar azúcar de esta hortaliza. Este paso fue definitivo para que su popularidad creciese.

 

En el continente europeo, Francia e Italia son los máximos productores de remolacha.

 

Son varios los tipos que se cultivan. Por un lado, la remolacha común o roja, que a su vez puede ser esférica, larga o intermedia. Por otro, la remolacha azucarera, que es de color blanco. Finalmente la remolacha forrajera, que se suele utilizar como alimento para ganado.

 

Cuando vayas a comprar a tu plaza de abasto de confianza las remolachas, fíjate bien si tienen hojas verdosas. Esto indica que la raíz es joven. A pesar de ser raíces, se estropean con facilidad si las aprietas, ya que son ligeramente blandas. Es mejor conservarlas al frío de tu nevera en una bolsa independiente por si sueltan algún jugo. Podrás estar tranquilo durante dos o tres semanas. Las hojas también son comestibles, como hacían los antiguos, y se pueden cocinar sin problema.

 

En cuanto a sus propiedades, destaca su elevado contenido en antioxidantes. Te ayudan a mantener joven tu sistema celular y previene la aparición de algunos tipos de cáncer. Son una buena fuente de fibra, tendrás tu sistema digestivo en plena forma. Además, contienen folato un gran protector ante enfermedades del corazón. Son ricas en hierro y tienen una gran cantidad de vitamina C. Eso sí, cuidado si eres diabético, ya que tiene mucho azúcar.

 

Salmorejo de remolacha

 

Vamos a sacarle partido a esas remolachas que tienes tantas ganas de comprar, ¿no? Vas a sorprender a tus invitados con un exquisito salmorejo de remolacha. Su sabor, textura, aroma y color harán que seas el anfitrión perfecto. ¿Te apuntas?

 

Para unas cuatro personas vas a necesitar medio kilo de remolacha cocida, un poco de pan –con una pieza de entre 50 y 100 gramos va muy bien según el espesor que quieras darle–, un diente de ajo al que debes quitarle el germen central, un tomate bien maduro y grande y por último, aceite de oliva, vinagre de jerez –le da un toque magnífico–, sal y pimienta negra. ¿Listo?

 

La elaboración es bien sencilla. Pela los tomates y la remolacha, y trocea ambos. Puedes pelar los tomates primero para añadírselos al pan y así se vaya remojando. Pica el ajito y pon todos los ingredientes en el vaso de batir excepto el aceite. Ve triturando y añade el aceite poco a poco sin dejar de triturar paca conseguir que se emulsione y quede todo bien ligado. Al final es el momento de añadir más sal o pimienta si lo necesitas. Para servir, preocúpate de que esté bien frío y decora con un poco de atún, tacos de jamón, huevo duro, queso fresco o incluso un toque de cebollino. ¡Fantástico!

 

Si la lengua la tiene rosa la muchacha, es que ha comido remolacha. Un alimento de lo más divertido. Sácale partido a esta hortaliza y ponle un poco de color a tus recetas.