LA PLAZA

Nutrigenética, el saber no ocupa lugar

Alimentación y salud. ¿Qué relación existe entre nuestros genes y lo que comemos? Vamos con una palabreja: la nutrigenética.

Y tú, ¿para qué comes? Parece una pregunta sencilla, aunque esconde alguna que otra respuesta no tan sencilla. Hay quien come por absoluto placer, por el gusto de los alimentos y el sabor de las recetas. Otros comen sin apenas ganas, solo porque su organismo lo necesita. Algunos comen o beben para entrar en calor o refrescarse y también están aquellos que se sientan a la mesa por salud. Bien, es en esto último en lo que se va a centrar este artículo, concretamente en un palabro poco habitual, la nutrigenética.

 

Más allá de palabras técnicas y científicas, vamos a explicar en qué consiste este término. Es una parte de la genética –la ciencia de los genes­– que estudia posibles riesgos de enfermedades y cómo podríamos reducir ese riesgo en función de una correcta alimentación. Bien, según algunos estudios, conocemos que el 30 por ciento de nuestros genes tiene relación con nuestra salud.

 

El 70 por ciento restante tiene que ver con otros factores, la alimentación entre ellos.

 

Vale, hasta aquí todo claro. Pero, ¿cómo nos puede ayudar? Fácil, conociendo nuestros genes podremos mejorar nuestro estado de salud con una dieta específica. Todos podemos modificar y adaptar nuestros hábitos alimenticios, ¿no? Para ser aún más claros, ahora puedes tener una dieta cien por cien personalizada a lo que tu organismo requiere. ¡Más saludable imposible!

 

La edad, el sexo, la altura, el clima en el que vivías o si hacías ejercicio físico han sido habitualmente los datos más utilizados para ajustar tu alimentación a tu medida. Con el paso del tiempo, la ciencia evoluciona y con ella la forma en la que debemos hacer dieta. Analizamos nuestro ADN y damos con la clave. Fácil, ¿verdad? Aunque eso sí, no solo hay que tener en cuenta el ADN para trazar la dieta perfecta, hay que tener en cuenta posibles antecedentes en tu familia, un análisis de tu cuerpo y contar con la ayuda de un profesional.

 

Quizá suene algo mal eso de analizar nuestro ADN. ¿Será doloroso? Nada de eso.

 

Es muy sencillo, seguro que alguna vez lo has visto hacer hasta en películas de intriga. Sí, de esas en las que echan unos polvitos blancos para sacar las huellas dactilares del criminal. Normalmente, con un análisis de la saliva es suficiente. ¿Sabías que hay más de 40 genes que están relacionados con la obesidad? Imagina ahora que tienes muchos de estos genes, estaría bien que lo supieras para frenar la obesidad con una dieta adecuada.

 

No obstante, que tengas un determinado gen no implica que vayas a desarrollar tal o cual enfermedad. Ni mucho menos. Solo significa que existe cierto riesgo de padecerla. Seguro que has escuchado eso de prevenir antes que curar, ¿a que sí? Pues eso, aliméntate de forma que el riesgo sea muy pequeño. ¡Hay que estar sanos!

 

Hemos aprendido un poquito más sobre ciencia y alimentación. Qué cosas, ¿verdad? El mundo avanza y seguiremos alimentándonos. Eso sí, cada vez mejor y esperemos que más ricamente. ¡Sabor!