LA PLAZA

No hay cocinera sin tomates a su vera

Si hay un ingrediente clave en la dieta mediterránea junto al aceite de oliva es el tomate. Sus variedades son numerosas y su historia, milenaria. Venga, vamos a repasar sus variedades y propiedades. ¿Os animáis?

Cuentan que lo descubrió la cultura azteca allá por el año 700 a.C., aunque no llegó a Europa hasta 1519. Lo hizo a través de España vía Perú. El botánico Petrus Matthiolus lo encuadró en la familia de la mandrágora, conocida como una planta venenosa. Por eso se desaconsejó su uso. Ya en 1731, otro experto, Philip Millar, lo declaró comestible. Hoy en día es uno de los alimentos más consumidos en el mundo, y lo es gracias a su sabor, la facilidad de su cultivo y, cómo no, a sus extraordinarias propiedades.

 

¡Aquí hay tomate! Ninguna cocinera sin ellos a su vera.

 

El mayor productor de esta hortaliza a nivel mundial es China, alcanzando los 50 millones de toneladas. En España nos quedamos en cuatro millones, de los cuales se exporta un 25 por ciento al territorio europeo.

 

Hay muchas variedades de tomates, pero en estas líneas vamos a hablaros de las cinco más conocidas:

 

  • 1. Cherry. Aromáticos y repletos de sabor. Algunos son muy dulces, como los de color amarillento.
  • 2. Para colgar. Son los que se utilizan habitualmente para untar en pan. Muy típicos de la zona de Cataluña. Su sabor es intenso, tienen menos agua y su carne se desprende con suma facilidad.
  • 3. Espalda verde. Su forma es muy característica. Tiene varios surcos en forma de costillas y mantiene su color verdoso hasta el final de su maduración. Ideal para tomar en crudo. De esta variedad nacen los conocidos tomates raf.
  • 4. Pera. Conocidos también como Roma. Fantásticos para salmorejos y gazpachos, así como otras salsas. Su color es un rojo muy potente y su pulpa es sabrosa y apretada.
  • 5. Redondo. Los más habituales. Es posible que los conozcas como Daniela, su tipo más común. Tiene pocas pepitas y es muy resistente.

 

En cuanto a sus propiedades, destaca principalmente su alto contenido en licopeno –la sustancia que le da el color rojizo– y glutatión. Ambos son unos extraordinarios antioxidantes. El primero de ellos es liposoluble, por lo que se aprovechan mejor sus cualidades al cocinarlo con un tipo de aceite o grasa. Reduce las probabilidades de padecer algunos tipos de cáncer y estimula la formación del tejido óseo. El segundo se encuentra en la piel, de ahí la importancia de comerlos sin pelar. Es muy útil para eliminar las toxinas de nuestro organismo.

 

Esta hortaliza –hay quien la califica como fruta– también es una fuente de potasio. Más que interesante, pues, para los que padezcan de hipertensión y de retención de líquidos.

 

Y no te habíamos dicho que el tomate te aporta vitaminas B, C, A y E.

 

Dicen que a todo le sienta bien el tomate, menos a las gachas y al chocolate. Ensaladas, sopas, gazpachos o una jugosa tosta. Va bien en platos dulces y salados. Es el rey de las salsas. Pruébalo en tus recetas y sácale todo el jugo posible a este apetitoso manjar. Definitivamente, la cosa tiene tomate. Y sobre todo la cocina.