LA PLAZA

Mejorando tus hábitos alimenticios

Comer sano no es difícil. Solo hace falta tener buenos alimentos y cierta disciplina en tu día a día. ¡Qué poco cuesta comer bien!

Todos hemos sido niños alguna vez. Sí, tú también. Recuerda cuando te levantabas temprano los fines semana para ver los dibujos animados. Esas largas siestas o las tardes de estudio frente al pupitre para hacer los deberes. Te has pasado la vida siguiendo hábitos y patrones. Todos los días repites algunas cosas una y otra vez. En la alimentación, también sueles hacer lo mismo. ¿Desayunas todos los días? Bien. ¿No haces cinco comidas diarias? Mal. Queremos contarte algunos consejos para que transformes tu alimentación y conviertas los malos hábitos en buenos.

 

Te sentirás mejor y tu cuerpo te lo agradecerá.

 

Sabemos que no es nada sencillo cambiar una rutina. Nuestro cerebro se vuelve perezoso y le cuesta trabajo adaptarse a nuevos cambios. Siempre está bien que se mejoren los hábitos, pero este cambio ha de ser poco a poco. Los cambios drásticos no son nada saludables, todo lo contrario. Despacito y con buena letra. Hay una fórmula magistral que siempre funciona.

 

En primer lugar, piensa. Plántate delante de un papel en blanco y rellena. Reflexiona sobre todos tus hábitos alimenticios. Tanto buenos como malos. ¿Qué es lo que hace que comas de esa manera? Tras esta reflexión, conviene echarle un ojo a lo que haces mal. Puedes pedirle ayuda a un experto o hacer caso de las recomendaciones que seguro que sabes y nosotros te vamos a recordar. Es el momento de sustituir lo malo por lo bueno. Finalmente, llega una etapa decisiva. Aquella que hace que refuerces los cambios positivos que has hecho.

 

Es importante analizar qué comes y cuándo comes. Quizá vendría bien que te hicieras con un cuaderno para ir apuntando las horas de tus comidas, qué es lo que te apetece tomar y tu estado anímico en el momento de comer. A veces es complicado identificar los hábitos, los tenemos tan arraigados que difícilmente conectamos con ellos. Es posible que te des cuenta de que cuando llega la tarde te apetece algo dulce. Puede que estés cansado o que no hayas comido bien previamente y tu cuerpo te pida azúcar, energía. El cuerpo es sabio, sí. Por norma general, solemos comer más de lo que necesitamos. Esto hace que aumentemos de peso y tengamos una salud más débil.

 

Si ya tienes identificados los factores que hacen que no comas todo lo saludable que debieses, tienes que preguntarte si puedes hacer algo para contrarrestarlos. Cosas como evitar tentaciones, comer en unos horarios concretos para evitar picos de insulina o sustituir dulces por alimentos más sanos. Finalmente, debes felicitarte por adquirir nuevos hábitos más positivos. Y lo que es más importante, tener paciencia. No vas a poder hacerlo todo de la noche al día. Tómate tu tiempo y afronta los retos poco a poco.

 

Hábitos saludables en la alimentación

 

  • Come despacio. La sensación de saciedad tarda en aparecer en tu cuerpo.
  • Planifica tus comidas con tiempo.
  • Opta por alimentos frescos y de temporada. Así tu dieta será más limpia.
  • Prepara una dieta variada y equilibrada. Nada de aburrirse con un solo sabor.
  • Bebe líquido antes y después de las comidas. Evita beber agua durante la ingesta de alimentos.
  • Come cinco porciones de fruta y verdura a diario.
  • Reduce el consumo de azúcares, grasas y alcohol.
  • Disfruta la comida. Saborea cada ingrediente.

 

Ya lo sabes. En la cocina, comida sana y divina. Nunca es tarde para cambiar las costumbres. ¿Te apuntas al reto?