LA PLAZA

El otoño y su caza menor

Cuando comienza la temporada de caza, los hogares se convierten en un sinfín de aromas y sabores otoñales. ¿Eres más de liebre o de conejo?

En otoño las hojas de los árboles ves caer y las liebres y conejos correr. Llega el fresquito, los bosques se ponen húmedos y los animales campan a sus anchas. Esto hace indicar que se abre la temporada de caza y nuestras casas se llenan de deliciosos manjares. En este artículo vamos a hablar de la caza menor. Aprenderemos su diferencia con la mayor, veremos qué animales se cocinan más y te ofreceremos algún que otro consejo para su cocinado y conservación.

 

Caza menor y caza mayor

 

Para empezar, ¿qué tal si diferenciamos los tipos de caza que existen? En lo que se denomina caza de pelo nos encontramos con caza mayor, cuando nos referimos a animales como el jabalí o el venado, y la menor, como la liebre o el conejo. Además tenemos también la caza de pluma –todo tipo de aves–, que también es menor. La caza de pluma puede ser de tierra –perdiz, codorniz, etc.–, de agua –pato, pollo de agua, etc.– o de montaña, entre las que se encuentran la perdiz de los alpes, el urogallo o el gallo silvestre.

 

La carne de caza destaca por tener un aroma y un sabor mucho más intenso que la carne de criadero. Se suele preparar braseada, guisada o escabechada. ¡Qué rica!

 

Vamos a contarte algunos consejitos para que seas el mejor cocinero de carne de caza que exista en tu vecindario.

 

Consejos para amantes de la carne de caza

 

Si la carne de caza te apasiona, toma papel y lápiz, que estos consejos que te damos te van a encantar.

 

  • Conservación. Para una buena conservación de la carne de caza es fundamental limpiar bien la pieza y quitarle las vísceras. Una vez hecho esto, puede mantenerse perfectamente varios días en la nevera. Eso sí, no recurras a los envoltorios de plástico, porque harás que se pudra. Mejor el papel de aluminio o un recipiente hermético.

 

  • Congelación. Si prefieres congelar la carne de caza tienes que envolver las piezas en papel film –ya sea cortada en trozos o entera– y a su vez en una bolsa de congelación. Los despojos deben ir aparte. Más o menos, la carne aguanta seis meses en buen estado en el congelador y los despojos, la mitad. Para su descongelación basta con sacar la pieza y dejarla en el frigorífico hasta que termine el proceso.

 

  • Desplume. Siempre puedes comprar las aves limpias de plumas, aunque hacerlo en casa no es una tarea complicada. Si se trata de aves de gran tamaño, mejor tenerlas en el frigorífico un tiempo para que la carne se ponga prieta. Empieza quitando las plumas del vientre, sigue por el lomo, luego las alas y finalmente los mulos. Para aves pequeñas es suficiente con escaldarlas en agua hirviendo. Verás lo fácil que se despluman.

 

  • Cocinado. Siempre es un placer degustar carne de caza, aunque a veces no somos capaces de sacarle todo el partido. Si lo que quieres es potenciar su sabor, nada mejor que un buen relleno de frutas para aves y un buen envoltorio –tocino, bacón o similar– para las piezas grandes. Otra opción puede ser la maceración con hierbas aromáticas. Para que te quede blanda, el truco consiste en sazonar los guisos cuando haya terminado su cocción. Si la pieza no es muy joven puedes vaciarla y dejarla uno o dos días con la piel en reposo en un lugar fresquito.

 

Con estos consejos no habrá perdiz, conejo o liebre que se te resista. ¿Cómo era aquello? Fueron felices y comieron perdices.