LA PLAZA

Lo que tiene la olla, saca la cuchara

Prácticas, rápidas y sencillas de usar. Todo un invento revolucionario en la cocina, las ollas a presión. ¿Sabes bien cómo sacarles todo el partido?

Queremos rendir homenaje a un utensilio fundamental en muchas cocinas. Una herramienta usada en gran parte del planeta, que te hace la vida más sencilla y te ayuda a preparar grandes recetas en poco tiempo. ¿Lo has adivinado? Claro, sabíamos que no te iba a costar mucho. ¡La olla a presión! Nos hemos propuesto contarte algunos secretos, consejos y trucos sobre ella. Vamos, cocinar nunca fue tan sencillo.

 

Hablemos un poco de su origen. ¿Quién tuvo la feliz idea de inventar la olla a presión? Fue un matemático y físico francés, Denis Papin, quien inventó en 1679 el digestor de vapor. Nada más y nada menos que un aparato en el que se hervía agua a mayor temperatura de lo normal y en la que se podían cocinar los alimentos hasta un 25 por ciento más rápido. Gran idea, ¿verdad? Parece que a los estudiosos de la época no les hizo demasiada gracia y tras la presentación oficial del invento en la Royal Society de Londres en 1681, cayó en el olvido. En 1690 Denis desarrolló la marmita de Papin, precursora de las ollas a presión actuales. Y así, hasta nuestros días.

 

Bueno, tras esta breve lección de historia, ha llegado el momento de contarte algunos buenos usos y consejos para que seas el auténtico rey de las ollas a presión. ¿Preparado?

 

¿Cómo medir los tiempos?

Lo ideal es que sigas tu receta favorita con los pasos habituales. Prepara los ingredientes de la olla, tápala, fuego fuerte y a esperar la magia. Cuando suban los anillos o notes el silbido típico de estas máquinas echando vapor es cuando debes empezar a contar el tiempo de cocción. Para que te hagas una idea, suele ser la mitad de tiempo que de la manera tradicional.

 

¿Cuándo destapar?

Debes tener cuidado a la hora de trabajar con las ollas a presión. Lee bien las instrucciones del fabricante antes de su uso. Mientras haya presión en su interior, no debes abrir nunca la tapa. Retira del fuego, espera a que bajen los anillos o deje de salir vapor y entonces podrás levantar el dispositivo de seguridad sin problemas.

 

¿Enfriar la olla?

Vale, hay algunas recetas que recomiendan enfriar rápido la olla una vez que ha realizado su trabajo. Es el caso, por ejemplo, de las verduras, que pueden quedar recocinadas. Introduce la olla en el fregadero y deja que se enfríe bajo un buen chorro de agua fría. Reducirás la temperatura y podrás quitar la tapa antes de lo habitual. Eso sí, cuidado con esta técnica. No suele ser muy recomendable someter a cambios bruscos de temperatura al aparato.

 

¿Qué volumen llenar?

Se recomienda que no llenes más de dos tercios del volumen de la olla. Es habitual que los fabricantes pongan un marquita para que no se supere. Ese debe ser el límite de agua que debes poner como máximo.

 

¿Sabor tradicional?

Si te preocupa que tus guisos no te queden con un sabor igual que en olla tradicional, hay un simple truco que te ayudará. Basta con destapar la olla y dejar cocer unos 10 minutos más. Así, los jugos se van a evaporar un poco y la salsa quedará más ligada con un sabor muy similar al cocinado lento.

 

¿Cómo limpiarla?

Una vez que la has utilizado es conveniente que quede bien limpia. Cuidado con las juntas, que pueden guardar algo de grasa debido al vapor. Revisa bien todas las válvulas para que estén en perfecto estado. También es importante que cuando hayas terminado de limpiarla, la seques muy bien y la dejes airearse. Así, si la cuidas, te durará mucho tiempo y podrás disfrutar de ella.

 

Quien tiene hambre, atiza la olla. Pues hala, prepara un buen guiso, coge la cuchara y ¡a comer!