LA PLAZA

El remedio de la tía Francisquita

Que con aceite todo lo quita. Sobre todo el hambre y las penas. Por eso es el pilar de la dieta mediterránea. Nos referimos al de oliva, claro.

El aceite de oliva sale siempre a relucir si hablamos de gastronomía y salud. Un producto de miles de años de antigüedad y con cientos de usos y propiedades.

 

Dicen que el cultivo del olivo data de hace 6.000 años y que nació en Asia Menor, zona desde la que se fue expandiendo por todo el Mediterráneo hasta llegar a España. Nuestro país es el principal exportador de aceite de oliva. A más de 140 países llega ya con nuestro remite en el sobre. Por cierto, ¿sabéis cuántas variedades de olivo cultivable existen? ¡260!

 

Los egipcios fueron los primeros en descubrir las maravillosas propiedades del aceite. Lo usaban para cocinar, pero también para elaborar ungüentos, perfumes y fármacos.

  

El célebre autor griego Homero le puso el nombre de ‘oro líquido’. Seguramente guiado por su intenso color dorado, pero también por sus beneficios para la salud. Porque el aceite de oliva, recordemos, es un zumo de fruta muy natural que puede tomarse perfectamente en crudo. Existen básicamente tres tipos:

 

Virgen extra. El de mayor calidad. Conserva todas sus propiedades intactas, no tiene aditivos y posee una acidez menor del 0.8 %. 
Virgen. Si le quitas la palabra ‘extra’, te queda un zumo de aceituna también natural, sin aditivos ni conservantes, pero que presenta defectos sensoriales. En este caso, la acidez no supera el 2 %. 
Aceite de oliva. Es el de menor calidad de los tres, ya que es una mezcla entre aceites vírgenes y refinados. Por lo tanto, no está considerado como zumo de aceituna. Su acidez no es superior al 1 % y, por supuesto, sigue siendo apto para el consumo.

 

Sus propiedades son casi infinitas. Ya lo dice el refrán:

 

Si quieres llegar a viejo, guarda aceite en el pellejo.

 

Recordemos que es el pilar básico de una alimentación tan saludable como la que propone la dieta mediterránea. El aceite de oliva es una buena fuente de antioxidantes. Gracias a él retrasarás el envejecimiento. Es rico en vitaminas, sobre todo A, E, D y K. Ayuda a reducir los niveles de colesterol en sangre. Facilita la circulación sanguínea y mejora la presión arterial. Controla el funcionamiento de tu aparato digestivo y estimula la absorción del calcio y el hierro. 

 

Usa aceite de oliva en tus recetas favoritas. Así potenciarás el sabor de los productos y le aportarás a tu organismo una buena fuente de salud. Sigue nuestros consejos y, si no nos quieres hacer caso a nosotros, confía en la tía Francisquita, que de esto sabe mucho.