LA PLAZA

Criadilla, manjar de paladares exigentes

De toro, ternero, cordero, gallo o muchos otros animales. Los testículos, llamados en España criadillas, son una delicia gastronómica muy apreciada en el mundo.

Aunque muchos consideran que Shakespeare o Hipócrates fueron los autores, lo cierto es que fue el alemán Ludwig Feuerbach el que citó la famosa frase de “somos lo que comemos”. Y sí, eso debió pensar en su momento el rey Fernando el Católico, que a sus 53 años se casó con una joven de 18 años –Germana de Foix– en segundas nupcias. Para mejorar su salud sexual era un gran aficionado a consumir testículos de toro, lo que muchos conocemos como criadillas.

 

¿Eres también tú un amante de este manjar gastronómico? Aunque para muchos no sea plato de buen gusto, la realidad es que las criadillas son veneradas en España, Argentina, gran parte de Asia –sobre todo la cocina de China–, Irán, Grecia y Turquía, donde les llaman “billur”.

 

Y es que culinariamente son muy cotizadas, pese a que científicamente no esté demostrado su poder afrodisíaco. Las más populares son las criadillas de toro, aunque prácticamente se pueden cocinar los testículos de muchos otros animales, especialmente del ternero, el cordero o incluso el gallo.

 

Propiedades de las criadillas de toro

 

Si su sabor es codiciado, sus propiedades no dejan lugar a dudas. Estamos ante un gran alimento. Apenas aportan calorías, unas 135 por 100 gramos de producto. Y tampoco grasa, solo tres gramos por esos cien de criadillas. Contienen una buena fuente de proteína magra y también bastantes minerales, como el hierro y, sobre todo, el zinc. Este zinc mantiene en buen estado tu piel, uñas y cabello.

 

Con lo que sí hay que tener precaución es con su contenido en colesterol. Abusar de estas criadillas puede darnos algún susto, así que siempre con moderación. ¿Y entonces lo del afrodisíaco? Bueno, cierto es que contienen testosterona y puede tener algo que ver, pero para que tuviesen efecto deberían comerse crudas. Y eso no suele ser agradable.

 

El cocinado de las criadillas

 

Son muchos los años que se llevan cocinando, por lo que hay multitud de formas de prepararlas. Lo más sencillo es hacerlas a la plancha, empanadas o incluso a la barbacoa con carbón, como se suelen hacer en muchos sitios de España. Pero hay técnicas más sofisticadas, como las utilizadas en algunos países de América Latina, que las preparan en ceviche.

 

Si tienes cierto reparo al comerlas, piensa que puedes empezar por probarlas troceadas en una fantástica lasaña. O incluso como relleno de crujientes croquetas. Una buena forma de perder el miedo a nuevos sabores.

 

Sea como sea, para cualquier preparación es conveniente que se escalden durante unos minutos y luego retirarles la piel que tienen alrededor. Una vez hecho esto, están listas para ser cocinadas.

 

Es curioso el apelativo que le dan a los testículos de toro en la zona de las Montañas Rocosas de Canadá y Estados Unidos. Vaqueros de esta región los preparan bajo el nombre de ostras de las montañas rocosas o de la pradera. Allí es típica la castración de jóvenes animales para controlar la cría. Y luego, claro, a la cocina.

 

Nosotros desde luego tenemos ya apetito y vamos a preparar un buen plato de criadillas. Empanadas y como aperitivo. ¡Un absoluto placer!