LA PLAZA

Propósitos alimenticios para el verano

Si la primavera la sangre altera, el verano la sangre nos calienta. Nuestro organismo debe acostumbrarse a los cambios. Y los alimentos pueden ayudarnos a ello.

El verano es sinónimo de arena dorada y agua turquesa. O de montaña con vistas y cenas bajo las estrellas. Es la temporada de las altas temperaturas y esto, queramos o no, afecta a nuestro organismo. Nos produce un cambio de hábitos y bajamos tanto nuestro frenético ritmo de actividad como el de nuestro metabolismo. Además, es tiempo de viajes y de pasar más tiempo en la calle dándonos algún que otro capricho. 

 

¿Y qué hacemos? Hay solución para todo. Desde La Plaza de DIA te proponemos tres hábitos alimenticios para que pases un verano maravilloso convirtiendo las altas temperaturas en tus aliadas.

 

Algo sencillo y equilibrado. Apto para todos los gustos. ¿Te apuntas al reto?

 

1. Frutas y verduras

 

El consumo de frutas y verduras está indicado para todo el año. Es obvio, la multitud de propiedades que poseen las hacen indispensables para nuestra dieta. Esto cobra aún mayor importancia en el verano, donde corremos el riesgo de perder nutrientes y deshidratarnos a causa del calor y el sudor. ¿Qué alimentos consumir? Hay siete productos que no faltan nunca en las recomendaciones veraniegas. Apunta.

 

El tomate es el rey del verano. Delicioso y con multitud de opciones de preparación, aunque pocas pueden competir con un tomatito bien aliñado. ¿Sabías que te protege la vista de los rayos ultravioletas? La sandía hidrata muchísimo, ya que su contenido es prácticamente agua. El bonito o el atún están en su temporada de mayor esplendor y son una fuente extraordinaria de omega 3. La sardina también aporta estos ácidos grasos, es muy económica y no debe faltar en ninguna barbacoa veraniega. El melocotón es fantástico para proteger tu sistema inmunitario y la ciruela es una de las mejores curas para la molesta retención de líquidos. Por último tenemos el pimiento verde: hidratante, saciante y con mucha fibra para mejorar tu tránsito intestinal.

 

2. Agua, mucha agua

 

El agua no debe faltar ni un solo día del verano. Si vas a dar paseos, lleva siempre contigo una botella de agua para refrescarte. Como mínimo debes tomar unos ocho vasos diariamente. Un truco muy eficaz cuando estés hambriento es añadir hielo al agua. ¿Sabías que tus papilas gustativas se anestesian con el agua fría? Así evitarás tomar más cantidad de alimento de la necesaria. Además, está demostrado que beber un vaso de agua fría justo antes de las comidas puede hacer que tu metabolismo aumente su ritmo hasta un treinta por ciento.

 

Y si no eres de agua, puedes hidratarte de muchas maneras. Por ejemplo con zumos de frutas naturales o con té verde, que tiene una gran cantidad de propiedades saludables.

 

3. Caprichos sí, pero con mesura

 

A nadie le amarga un dulce, ¿no? Y sabemos que es muy complicado resistirse a la tentación de un buen helado. Tranquilidad. Hay helados artesanos muy sanos. La clave es tomar un poco y no una tarrina de un kilogramo. Incluso puedes hacerlos en casa con yogur y una mezcla de frutas. Si mezclas yogur natural estilo griego con plátano y un variado de frutos rojos y pones todo unos minutos en el congelador tendrás un helado delicioso. Además de los helados, puedes darte más caprichos. Una barbacoa de vez en cuando, un cóctel al atardecer o una mariscada entre amigos. Repetimos, la mesura es lo correcto, pero tampoco consiste en privarnos de cosas que nos generen cierta ansiedad y terminemos atiborrándonos, ¿no?

 

Y así, como algo adicional, pero que también es prioritario: ¡haz deporte! El ejercicio físico es fundamental para nuestra salud. Si acompañas una correcta alimentación de una actividad deportiva estarás ganando vida. Verás cómo te sientes mejor. ¡Da la bienvenida al verano con tu organismo preparado!