LA PLAZA

Pollo de ocho meses, a la olla lo eches

La carne de pollo es básica en nuestra cesta de la compra. ¿Conoces sus beneficios para una dieta saludable? ¿Sabes las diferencias entre los pollos comunes y los de corral? Entre pollos anda el juego.

Una cosa tenemos clara: la carne de pollo cunde en la cocina. Y lo hace por muchas razones: sabor, versatilidad, fácil digestión, precio… Es una gran fuente de proteínas para nuestro organismo. Sus beneficios para la salud son innumerables. Y es una carne baja en grasa y en calorías. Ideal para el mantenimiento del peso, vamos. Por no hablar de sus nutrientes y vitaminas.

 

Y como hay tantas formas de prepararlo, es muy difícil cansarse de él. A la hora de ir al mercado a por tu pollo, mejor elegir uno con la piel lisa y tersa, que no esté pegajosa y que no presente manchas. Evita reflejos verdosos o violetas, o el extremo de las alas oscurecidas. En cuanto a su conservación, es mejor que no pase más de un par de días en la nevera sin cocinarse. Se puede congelar sin ningún problema, aunque por un máximo de seis meses. Si lo cocinas antes de guardarlo en el frigorífico podrás tenerlo bien envuelto en papel de aluminio –para conservar mejor su sabor y sus propiedades– unos cuatro días sin que se eche a perder.

 

Pollos de corral

 

Los pollos de corral viven en semilibertad dentro de un redil. Se alimentan a base de maíz, cebada y alfalfa. Su vida es más activa y larga: triplican la media de edad de un animal de granja industrial. Esta forma de mantenimiento permite que su carne resulte muy saludable. Y claro, tienen un sabor muy natural y sabroso.

 

Son criados al aire libre. Con un día de vida llegan a las instalaciones, donde están a una temperatura controlada, mientras van creciendo y ganando plumaje. Cuando son un poco mayores salen al exterior, donde disponen de un gran gallinero para corretear y picotear sus verduritas. Y alcanzan el peso apropiado a los ochenta/noventa días, aproximadamente.

 

¿Por qué elegir pollos ecológicos?

 

  • Son sabrosos, nutritivos y saludables.
  • Al estar criados en libertad, son más musculosos y tienen menos grasa.
  • Son alimentados con pienso 100 % ecológico, sin pesticidas ni abonos químicos.
  • No están tratados con antibióticos ni hormonas.
  • Son ideales para una alimentación baja en calorías y colesterol.

 

Ahora solo tienes que ponerle un poco de imaginación. El pollo tiene un millón de opciones en nuestra cocina y es muy fácil de cocinar. Lo puedes tomar frito, cocido, con arroz, en tortilla, etcétera, etcétera.  El límite lo pones tú. Porque más vale ir bien comido que bien vestido.