LA PLAZA

No hay simpleza en la cerveza

Rubia, negra o tostada. La reina de las bebidas alcohólicas, la cerveza. ¿Sabes diferenciar una Ale de una Lager? ¡Brindemos!

¿Qué importa si el tiempo avanza, si hoy estoy tomándome una cerveza?, confesaba el escritor estadounidense Edgar Allan Poe. Una bebida que ha pasado por las gargantas de toda la historia de la humanidad. Pese a que es muy difícil precisar su origen, se cree que ya se hacía algo parecido a la cerveza en torno al 10.000 antes de Cristo. Fecha que coincide con el nacimiento de la agricultura. Y es que aquella tiene mucho que ver en la elaboración de este dorado líquido. Así es, los cereales son la base de esta bebida junto al agua, la levadura y el lúpulo. De la mezcla de estos ingredientes nacen infinitas variedades de cerveza.

 

Como es imposible establecer una clasificación de todas las cervezas del mundo, hemos optado por hacer una selección de las más populares.

 

Por norma general, se distinguen entre las de baja y alta fermentación. Las primeras se conocen como Lager. Suelen tener mucho gas, de color clarito y son muy refrescantes. Dentro de este tipo se encuentran las Pilsen, dominadoras del género. Las de alta fermentación suelen tener una mayor graduación alcohólica y un color oscuro, son las Ale. En estas se nota bastante el sabor del cereal utilizado en su fabricación. Son muy populares en Reino Unido y el norte de Europa. También destacan las de abadía, con su característico sabor afrutado.

 

Lo habitual es hacer la cerveza con malta de cebada. No obstante, puedes mezclarla con otro cereal como la avena o el trigo, dándole su característico nombre. ¿Nunca has probado una auténtica cerveza de trigo alemana?

 

Propiedades beneficiosas para la salud

 

La cerveza está elaborada con ingredientes naturales que aportan a tu cuerpo muchos beneficios. Pese a ello, debe ser consumida con moderación. Es muy nutritiva. Además, gracias a su consumo puedes reducir posibles enfermedades de corazón y te ayuda a bajar el colesterol ‘malo’. Evita la coagulación de la sangre y mejora la densidad de tus huesos. Tiene un efecto antiinflamatorio y retrasa los síntomas de la menopausia en las mujeres. Por si todo esto fuese poco, tiene un alto contenido en fibra, así que tendrás el sistema digestivo en plenas condiciones.

 

Ya que sabemos los diferentes tipos de cerveza y sus propiedades saludables, ¿qué tal si cocinamos algún plato con esta bebida? ¡Atento a la receta!

 

Vamos a elaborar un pan de cerveza. Para ello necesitamos un par de botellines de cerveza a temperatura ambiente, un poco de sal, una cucharada grande de levadura, tres de azúcar –preferiblemente moreno–, cuatro cucharadas pequeñas de mantequilla previamente derretida y, por supuesto, 470 gramos de harina de repostería.

 

Ponemos el horno a calentar a 180 grados. Mientras tanto, cogeremos un recipiente para mezclar la harina, el azúcar, la levadura y la pizca de sal. Tras esto añadimos la cerveza y amasamos bien. Cuando esté homogénea es que está lista. Elegimos un molde rectangular para el pan y lo embadurnamos previamente con mantequilla, metemos la masa preparada y cubrimos con un poco más de mantequilla derretida. Ya está listo para meter en el horno a 180 grados durante 45 minutos. ¡Delicioso!

 

Un cuarto de litro de cerveza equivale al platillo de un rey, decía el mismísimo William Shakespeare. Pues nada, su alteza. A beber y disfrutar, con una buena cerveza.