Mejillones, un marisco sano y exquisito

Cuando vas a Bélgica te encuentras con un fuerte olor a chocolate, gofres y mejillones. ¿Mejillones? Sí, mejillones. Forman parte de su plato nacional, los hacen en una olla con vino blanco y patatas fritas. Una auténtica delicia. En España se suelen consumir al vapor con un chorrito de limón y los más famosos proceden de Galicia. Sus propiedades son casi innumerables y se preparan de manera muy sencilla. Acompáñanos para recordar curiosidades de este fantástico producto y anímate a preparar la receta que te contamos más tarde.

 

¿Cuándo comprar mejillones?

 

Aunque los mejillones, al igual que otros alimentos, pueden comprarse durante todo el año, la época de mejor consumo es la primavera, sobre todo la variedad gallega. Por si no lo sabías, el mejillón gallego fue el primer producto del mar de la Unión Europea que consiguió la denominación de origen. Es habitual encontrar las bolsas de mejillones en su jugo, aunque recomendamos la compra de mejillones frescos. Se preparan en un segundo y se abren con mucha facilidad. Un mejillón vivo es aquel que está cerrado. Si ves algunos abiertos a la hora de cocinarlos, cuidado. Los abiertos y rotos debes desecharlos.

 

Propiedades de los mejillones

 

Los mejillones son muy buenos para la salud. Tanto que sirven para aliviar los síntomas de la depresión, son un potente antiinflamatorio y combaten infecciones, entre otras cosas. ¿Sabías que quince mejillones te aportan las mismas proteínas que un filete de 170 gramos de carne magra? Proteínas fundamentales para reparar los tejidos. Son de los mariscos con mayor cantidad de ácidos grasos Omega-3. ¡Fuera colesterol! Y son una buena fuente de vitamina C, que te ayuda a mejorar la cicatrización. El contenido de vitamina A que poseen hace que se regule el sistema celular y se estimule la producción de glóbulos blancos. Por si todo esto fuese poco, tienen mucho sodio, ideal para controlar la presión arterial.

 

 

Mejillones tigres con bechamel

 

Esta receta, además de ser muy sencilla, será la estrella de los platos que pongas a tus invitados. Una manera diferente de comer mejillones. ¡Rico, rico!

 

Para su preparación necesitarás un kilo de mejillones, tres cucharadas de harina, otras tres de mantequilla, media cebollita, un vaso de leche, otro vaso con el jugo de los mejillones, una cucharada de tomate frito, un huevo, pan rallado, sal, pimienta y pimentón dulce y picante. ¡Listo!

 

Vamos a empezar con los mejillones. Tienes que limpiar bien las conchas de todas las impurezas y abrirlas en una cazuela con un vaso pequeño de agua al fuego. En pocos minutos las tendrás todas abiertas. Tira las que estén rotas y conserva las que tengas en mejor estado. Cuela el caldito y resérvalo para luego. Ahora es el turno de la bechamel. Rehoga la cebollita picada con la mantequilla, añade pimentón sin dejar que se fría y añade la harina. Debes dorar la harina y añadir el caldito de los mejillones caliente junto a la sal, la pimienta y la leche. Remueve sin parar hasta conseguir una masa parecida a la de las croquetas. Sabrás que está cuando se desprenda con facilidad de la sartén.

 

¡Vamos bien! Coge los mejillones y trocéalos para mezclarlos con la bechamel. 

 

Añade el tomate frito y deja enfriar. Cuando esté templada la mezcla, rellena las conchas de los mejillones dándoles su forma natural. La parte rellena la debes pasar por huevo y pan rallado para freírla posteriormente. Como mejor saben es recién fritos. Si te salen muchos, se congelan fenomenal y se pueden freír perfectamente sin necesidad de descongelar. Para darle un toque picante, puedes añadirle un trozo de guindilla. ¡A tu gusto!

 

No somos belgas, pero adoramos los mejillones como si lo fuésemos. ¿A ti también te gustan tanto? Seguro que sí. Ya sabes que además son muy sanos y tienen un precio muy asequible. No esperes más, que la mallita de mejillones te está esperando en La Plaza de DIA.