LA PLAZA

Los canónigos y la alta cocina

Una verdura no muy conocida por el gran público pero muy apreciada en la gastronomía. ¿Qué sabes del canónigo? Aquí te lo contamos todo.

Su irresistible olor atrae a los gatos, que se la comen para limpiarse por dentro. Toda una exquisitez para el mundo felino, de ahí que también se le conozca como hierba de gatos. Y, por supuesto, para los seres humanos. Originario de Europa, Asia Menor y los países del Cáucaso, el canónigo triunfa en la alta cocina por su sabor, aroma y textura. Cuentan que los jardines del clero estaban repletos de esta verdura, a la que se le atribuyen propiedades relajantes y antiestimulantes. Por eso tomó prestado el nombre de canónigo.

 

Meras curiosidades de una de las grandes verduras del otoño y el invierno. ¿Te apetece conocer un poco más?

 

Los canónigos pertenecen a la familia de las Valerianáceas, con 350 especies. Están formados por pequeños ramilletes y es habitual ver cómo crecen de forma natural en algunos países fríos de Europa y Asia. En la actualidad es normal que se cultiven, sobre todo en Italia, Francia y Alemania. Es raro que se consuman fuera de Europa, más allá de personas que se dediquen al mundo de la gastronomía. Tienen un sabor especial, suave con un ligero toque ácido. Muchos dicen que les recuerda al sabor de las nueces. Los silvestres son más potentes que los cultivados en cuanto a sabor, aunque estos últimos tienen hojas de mayor tamaño y son más tiernas.        

 

Su conservación no es sencilla. Al comprarlos, debes consumirlos en uno o dos días si quieres experimentar todas sus propiedades. No obstante, si los dejas en el frigorífico pueden aguantar hasta tres o cuatro días. Guárdalos mejor en una bolsita de plástico con agujeritos, para que respire. Si vas al mercado, elige aquellos que tengan un color verde brillante, con las hojas tersas. Su mejor época de consumo es el otoño y el invierno, y es posible que encuentres variedades como Corazón lleno, Verde de Louviers u Holanda, las más populares.

 

Los canónigos contienen muchas vitaminas como la C, B6, E o la provitamina A. Además, son ricos en fósforo, yodo, hierro y potasio. ¿Qué beneficios tienen para tu organismo? Son muy digestivos y depurativos, ya que limpian tu sangre y riñones. Son buenos para la vista. Fortalecen tus dientes, pelo, huesos y uñas, y son un relajante excelente.

 

A la hora de cocinarlos, cuidado con la temperatura. Siempre es mejor comerlos en crudo, por ejemplo en ensaladas o sobre la pizza recién horneada. No los aliñes demasiado, no debes enmascarar su sabor. Si te animas a cocinarlos, que sea en recetas con poco calor, como algunas cremas y sopas. También sirven como guarnición y decoración de platos.

 

Ensalada de canónigos

 

¡Toca cocinar lo aprendido! Vamos a preparar una receta deliciosa. Una ensalada con canónigos, frutas y miel. La combinación perfecta de sabores. Para su elaboración ve a por una bolsita de canónigos frescos, coge un puñado de nueces, otro de pipas de calabaza u otro fruto seco al gusto, 100 gramos de queso fresco y otros 150 gramos de fruta. Pueden ser fresas, manzanas o melocotones, por ejemplo. Para el aliño necesitas aceite de oliva, vinagre balsámico de Módena, una cucharada de miel, sal y pimienta rosa.

 

Incorpora todos los ingredientes citados antes del aliño y disponlos sobre un plato o fuente. Lava bien las frutas y las verduras. Reserva en frío mientras preparas la vinagreta. Mezcla el vinagre con la miel, la sal y la pimienta. Incorpora el aceite poco a poco para que la salsa se emulsione y listo. Antes de servir, riega la ensalada con esta rica vinagreta y disfruta de tus canónigos.

 

¡Rico, rico! ¡Sano, sano! Como decimos siempre, ¡qué poco cuesta comer bien!