LA PLAZA

Las gambas, delicias marineras

Blanca o roja, la gamba es todo un manjar muy fácil de preparar y con un sinfín de beneficios para la salud.

Nos ponemos el traje de mariscador para hablar de un crustáceo muy común, pero ni mucho menos vulgar: la gamba. Poca gente le puede decir no a un buen plato de gambas cocidas. Y qué decir de esa gambita con tan buena pinta del arroz marinero. Por eso vamos a hablarte en este artículo de las variedades, las formas de cocinado y algún truco para que las gambas no te escondan ni un solo secreto.

 

Variedades de gambas

 

Las gambas son de la familia de los crustáceos. Tienen diez patas con un abdomen bastante desarrollado y un caparazón flexible. Comercialmente son dos las variedades más conocidas en España.

 

  • Gamba roja. Es propia de la zona del Mediterráneo, especialmente de Denia –lanzadas a la fama por el chef Quique Dacosta–, Motril, Santa Pola y Garrucha. Su sabor es intenso y tiene un tamaño mayor que el de las blancas.
  • Gamba blanca. Típica del Atlántico. El agua es más fría y el tamaño de la gamba menor. Su color es pálido y su sabor es menos salino que el de las rojas, pero es más fino y delicado. Además, la textura de su carne es más jugosa. Las de Huelva gozan de mucha fama.

 

Propiedades de las gambas

 

¿Son buenas las gambas nutricionalmente? Claro que sí. En primer lugar, son bajas en calorías. Por ejemplo, una de tamaño mediano solo contiene 7 kilocalorías. Otro punto a su favor es que están compuestas principalmente de proteínas. ¿Sabías que 100 gramos de gambas aportan tantas proteínas como una pechuga de pollo? Son también una fuente enorme de vitaminas y minerales, como la vitamina E, que mantienen en buen estado tu piel, vista y mucosas, o el selenio, un potente antioxidante.

 

Cocinando las gambas

 

Cuando tenemos un manjar de estas características, muchas veces nos da cierto temor meterle mano en la cocina. Pero no hay de qué preocuparse. Las gambas son muy agradecidas y prácticamente casan con cualquier preparación. Son tres las formas más habituales de cocinado.

 

  1. Cocidas. La más tradicional. En su punto de sal y a temperatura ambiente.
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  3. A la plancha. Se le puede dar a las gambitas un toque de plancha en la barbacoa, aunque esto suele darse más en los gambones o gambas de gran tamaño.
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  5. Crudas. La cocina evoluciona y las formas de consumir los alimentos también. Las gambas crudas están de moda en tartar, sushi o carpaccio.

 

Si quieres cocer las gambas, prepara una olla con agua y sal marina –si tienes agua de mar, mejor que mejor–, unos 30 gramos de sal por cada litro de agua. Pon a hervir la olla y cuando el agua entre en ebullición echa las gambas. Aunque depende del tamaño del ejemplar y del gusto del comensal, lo habitual es que las blancas solo necesiten minuto y medio, y las rojas –más grandes– dos minutos y medio. Es importante que cortes la cocción introduciendo las gambas calientes en agua con sal y hielo. 

 

Para hacerlas a la plancha, esta debe estar muy caliente. Pon una capita de sal en la base, coloca las gambas y vuelve a cubrir por encima con sal. Con tres minutitos por cada lado –dependiendo del tamaño– tendremos listas las gambas.

 

Para llevarte un buen puñado de gambas a casa fíjate en que su consistencia sea firme, con un caparazón duro y de tonos fuertes y brillantes. Olvídate de aquellas con zonas ennegrecidas y afina el olfato. Si te llega un leve olor a amoniaco, recházalas. Las colas de las gambas también te da pistas sobre su frescura: deben ser firmes y tersas.

 

¡Listo! Ya tienes todo preparado para disfrutar de un festín de gambas en casa. Las pones cocidas con sal gorda y las acompañas de una copita de manzanilla de Sanlúcar y debe ser lo más parecido a estar en el paraíso. ¡Qué poco cuesta comer bien!