La frambuesa, la fresa del bosque

Existen dos montes Ida. Uno de ellos se encuentra en la actual Turquía, usado por los dioses de la antigua Grecia como mirador de la famosa Guerra de Troya. Allí Alejandro Magno ganó su primera batalla contra los Persas. El otro se ubica en Creta y es el lugar de nacimiento del todopoderoso Zeus, donde fue ocultado para que Cronos –su padre– no lo devorara. No se sabe a ciencia cierta en cuál de ellos tuvo su origen, pero lo que no hay dudas es de que la frambuesa proviene de allí. Después fueron los romanos los que se encargaron de distribuirlas por todo su imperio y por el mundo. Una historia mitológica para una de las frutas estrella del verano.

 

Te contamos un poco más sobre la frambuesa. Propiedades, curiosidades, variedades y algún que otro truco.

 

Propiedades de la frambuesa

 

Una vez que hemos conocido un poco su origen, vamos a analizar las propiedades de esta fruta. La popularmente llamada fresa del bosque proviene del frambueso y tiene muchos beneficios para nuestro organismo. ¿Sabías que es una fuente fantástica de vitamina C? Para que te hagas una idea, una taza de frambuesas contiene aproximadamente el 88 por ciento de la cantidad diaria recomendada de esta vitamina. Además, es un potente antioxidante. Te ayuda a limpiar tu cuerpo por dentro, lo desintoxica, y previene el envejecimiento prematuro. También hace que tengas unos huesos bien fuertes y que tu sistema inmunitario esté en plena forma. Para las embarazadas es sumamente recomendable, sobre todo por su contenido en ácido fólico, que es necesario en la producción de proteínas y ayuda a la formación de células nuevas. Interesante, ¿no?

 

Por si todo esto fuese poco, hay quien dice que el zumo de frambuesa tomado durante el embarazo hace que disminuyan los dolores posteriores en el parto. Es una creencia popular, claro, pero quizá tiene que ver con el hecho de que es una fruta rica en potasio y magnesio, útiles para mantener en buen estado los músculos.

 

 

El consumo de frambuesas

 

Pero dejémonos de propiedades y pasemos a otra cosa. ¿Cuándo podemos comer frambuesas? Es una buena pregunta. La mayoría de variedades se toman durante el verano, aunque también hay frambuesas de otoño. La época de mejor consumo abarca los meses de junio a octubre. Ya sabes, ¡siempre productos frescos y de temporada!

 

Cuando las vayas a comprar a tu mercado, debes tener cuidado al elegir las mejores piezas. Es una fruta muy delicada, ya que sus granos repletos de jugo son muy sensibles a la manipulación. ¿Cómo tiene que ser una buena frambuesa? Debe ser gruesa, con una pulpa consistente al tacto y un color tan intenso como brillante. El tallo tiene que tener una coloración verde muy viva y el punto justo de madurez, este se retira muy bien  de la frambuesa. Al llegar a casa, consérvalas sin lavar en un recipiente llanito y en una sola capa –no apiles– con cierre hermético. Mejor en nevera, para que mantengan el frescor, porque el calor las deteriora mucho.

 

Las puedes consumir tanto en crudo –¡qué delicia!– como mezcladas con otros ingredientes como el yogur, el helado o rellenando pasteles. Los purés y mermeladas de frambuesas son muy populares. En países norteños como Suecia es famoso el zumo de frambuesa como bebida refrescante. En Reino Unido, la salsa de frambuesa rocía numerosas recetas y en Alemania se toma su jugo mezclado con soda y cerveza rubia.

 

Y tú, ¿cómo devoras este fantástico alimento? Siéntete como los dioses del Olimpo en el sofá de tu casa con un buen cuenco de frambuesas y viendo la tarde pasar. ¡Qué poco cuesta comer bien!