LA PLAZA

La castaña siempre acompaña

Uno de los frutos secos más ricos que nos regalan los meses frioleros. Llega la época de las castañas. Crudas, cocidas o asadas. ¡Vaya pasada!

Las castañas han servido de alimento para multitud de civilizaciones. Por ejemplo, cuenta la leyenda que un ejército griego pudo resistir la dura travesía que los devolvía a casa desde Asia Menor entre los años 401 y 399 a.C. gracias a las castañas que iban recogiendo de los bosques cercanos. Los castaños pueden vivir unos 1.000 años y hay quien asegura que familias enteras vivían en el interior de sus anchos troncos. Dan ganas de conocer un poco mejor este fruto seco, ¿verdad? Vamos a repasar la manera en que se cocinan, así como a ofrecerte algunos consejos útiles muy castañeros.

 

El cocinado de las castañas

 

Aunque lo más habitual es ver a los asadores de castañas en plena calle con esas chimeneas humeantes, lo cierto es que esta no es la única forma de degustar unas buenas castañas. Puedes comerlas tanto crudas como cocidas, al igual que asadas, claro. Cada una aporta un sabor y una textura diferentes, además de tener algunas diferencias en sus beneficios para el organismo.

 

Castañas crudas. Si las consumes en crudo, debes tener cuidado con la gran cantidad de taninos que poseen. Estos pueden dar lugar a problemas intestinales. Las castañas crudas aportan mucha vitamina B, que no se pierde al no recibir calor.

 

Castañas cocidas. Cocinando las castañas evitas los problemas gástricos, así como el exceso de gases. Cocidas son una solución fantástica para evitar el estreñimiento. Si tienes periodos de diarrea, no dudes en tomarlas, funcionan muy bien en puré.

 

Castañas asadas. Al igual que las crudas, si las asadas están demasiado secas pueden producirte una mala digestión. El método de cocinado influye muchas veces en los nutrientes de los alimentos. Así, está demostrado que cuando comes castañas asadas los aminoácidos que estas contienen son un 12 por ciento más biodisponibles. Asándolas, las castañas aportan más proteínas y fibra.

 

La digestión de las castañas

Es posible que alguna vez hayas escuchado que las castañas se digieren muy mal. Esta afirmación tiene cierta lógica, ya que se trata de un alimento muy rico en hidratos de carbono. Este tipo de alimentos deben masticarse muy bien para llenarlos de saliva y que se facilite su paso por tu organismo. Un truco para mejorar la digestión de las castañas es retirar la piel marrón que se sitúa justo bajo la cáscara. Esta piel contiene un antinutriente que hace que la digestión sea muy lenta, produciendo gases y flatulencia.

 

Comprar y conservar castañas

Si ya te han entrado ganas de ir a comprar castañas a La Plaza de DIA, toma nota de algunos consejos más. Para elegir las mejores piezas, fíjate bien en las que tengan la piel más tersa, que estén firmes y no presenten cortes o manchitas. Una vez compradas, las tiernas se deben conservar en un lugar más bien seco y al aire libre, sin bolsas impermeables para evitar el moho. Las secas duran un par de meses en la nevera y si tienen la corteza, se pueden congelar hasta cuatro meses. Las cocidas, duran en el congelador nueve meses y en el frigorífico, unos tres o cuatro días. Las que hayas congelado se deben descongelar metiéndolas en un bote con agua una hora antes de que se vayan a cocinar. Este proceso las descongela y las rehidrata, retornando a su estado original.

 

Sí, las castañas son un alimento mágico que ha sido utilizado por multitud de hechiceros. ¿Sabías que dicen que comer siete castañas cocinadas al fuego en los últimos días de noviembre atrae la energía de la tierra a tu cuerpo y fortalece tu alma? No sabemos si será verdad, pero estamos seguros de que es un alimento delicioso.