LA PLAZA

Gazpacho, salmorejo y ajoblanco

Son las tres cremas frías por excelencia de los meses veraniegos. ¿Qué diferencias hay entre ellas? ¿Cómo se preparan?

El cuchareo también es para el verano. Lo mismo no te apetece mucho un caldo del puchero o unas fabes asturianas, ¿no? ¿Pero quién le dice que no a un buen gazpacho? ¿Te negarías a degustar un salmorejo? ¿Y qué hay del ajoblanco?

 

Tres preparaciones con cuchara para chuparse los dedos. Te contamos sus diferencias y te ofrecemos tres recetas.

 

El quién es quién de las sopas frías

 

A priori tanto el gazpacho como el salmorejo y el ajoblanco son fáciles de distinguir por su textura. Quizá más complicado es hacerlo por el color, salvo el ajoblanco, cuyo tono pálido lo destaca del anaranjado de las otras dos sopas. El gazpacho es una sopa fría tradicional andaluza. Su base son los tomates y las verduras como el pepino y el pimiento. Además, al contrario que al salmorejo, a este se le añade agua y una menor proporción de ajo. El salmorejo, por su parte, solo se elabora con tomate y pan, por lo que es mucho más espeso. El más famoso es el cordobés y se sirve con huevo duro y trocitos de jamón serrano. En ambas recetas es imprescindible un buen aceite de oliva.

 

El ajoblanco es el llamado gazpacho blanco. Típico de Málaga y de Granada. Su principal diferencia con los otros dos platos es que en esta receta no se utiliza tomate, sino almendras. Estas, junto al pan, el aceite, el ajo, el vinagre y la sal hacen la famosa crema blanquecina. Bien es cierto que en cada casa hay una receta diferente de cada una de estas sopas, y que incluso evolucionan incorporando frutas y verduras como la frambuesa, la sandía, las fresas, la remolacha o el mango. Eso sí, la tradición es la tradición.

 

 

Tres deliciosas recetas

 

Manos a la obra. Delantal abrochado y utensilios preparados para hacer unos buenos platos. ¿Nos acompañas?

 

Gazpacho

Necesitas un kilo de tomates maduros y rojos –mejor en rama o tipo pera–, un par de dientes de ajo sin el germen central, un pimiento verde, un pepino pequeño, un trozo de pan remojado en agua, 150 ml de aceite de oliva, 75 de vinagre y sal. Para su preparación solo tienes que poner todos los ingredientes en la batidora y dejarlo en una crema. No te olvides de limpiar el pepino –puedes eliminar las pipas– y pelar los tomates. Tienes que añadir agua fría a la crema hasta conseguir el espesor que te guste. Se sirve muy frío. Si quieres más color, puedes añadir un trozo de pimiento rojo.

 

Salmorejo

Los ingredientes son sencillos. Tomates igual que para el gazpacho, pero además unos 400 gramos de pan de miga del día anterior, un par de dientes de ajo sin germen, 150 mililitros de aceite de oliva y sal. La clave es humedecer el pan antes de desmenuzarlo. El resto solo tienes que batirlo hasta conseguir una pasta fina. Se sirve frío con su guarnición de jamón picado y huevo duro.

 

Ajoblanco

Para su elaboración consigue 250 gramos de almendras crudas ya peladas, 150 gramos de pan con corteza fina, un par de dientes de ajo sin germen, un vaso pequeño de aceite de oliva, vinagre y sal. El pan debes remojarlo en agua antes de desmenuzarlo, luego añade el resto de los ingredientes menos el aceite. Incorpora este al final, cuando todo esté bien empapado y ponlo poco a poco, para que emulsione. Punto de sal y añade agua si quieres una textura más fluida. Se sirve frío y puede estar acompañado de uvas o melón en dados.

 

¿Cuál te ha gustado más? Como la semana tiene siete días puedes preparar todas las recetas con alegría. En verano el calor se combate con cremas y sopas frías.