LA PLAZA

El otoño setero ya llegó

Cuando en octubre llueve, el níscalo se mueve. Pues a moverse todo el mundo para recolectar o comprar esas setas que tanto nos gustan.

Un poco antes de que lleguen las heladas del invierno y justo después de que se vayan las lluvias de verano es el mejor momento para la recolección de cualquier tipo de hongo. Ya sabes: seta a la vista no crece ni pizcaComo curiosidad, existen en el mundo más de 600.000 tipos de setas diferentes, aunque solo 600 son comestibles. ¿Sabías que durante la Edad Media este alimento estaba considerado como algo diabólico y su consumo estaba perseguido?

 

Las setas en la cocina

 

En la gastronomía, usamos los hongos para un montón de cosas. Son ideales para dar un toque de sabor a tus platos favoritos. Pueden ser la guarnición perfecta para carnes, guisos y arroces. Además, se cocinan fácilmente en revueltos y tortillas. ¿A quién no le apetece un salteado de setas al ajillo con taquitos de jamón? Rico, rico. Y listo en cinco minutos.

 

Hay un tipo de seta para cada receta. A la parrilla quedan muy bien el níscalo y el robellón. La oronja es la preferida para consumir en crudo con un carpaccio o un aliño. Otras con un sabor más potente van geniales como acompañamiento de carnes de caza.

 

En cuanto a sus beneficios, te ayudarán a tener sano tu cuerpo. Su fósforo mejora la digestión y los síntomas de la menopausia. El hierro te quita esa sensación de fatiga y debilidad, y el potasio hace que tus neuronas funcionen a las mil maravillas. Además, poseen muchas proteínas, que ya sabes lo buenas que son. Y son una pieza básica en las dietas de adelgazamiento por las pocas calorías que aportan.

 

Consejos para su preparación
 

Cuando quieras preparar setas, tienes que fijarte muy bien en el producto que vayas a comprar. Es importante que sean frescas. Opta por las variedades típicas de tu zona.

 

1. Aprende a limpiarlas. Las setas tienden a absorber agua, por lo que debes tener cuidado a la hora de lavarlas, ya que perderán aroma y sabor. Y soltarán mucho líquido a la hora de cocinarlas. Las setas cultivadas las sueles encontrar en los comercios bastante limpias. Solo debes eliminar parte del pie y, si están muy sucias, frotar levemente con un paño húmedo. Nunca debes sumergirlas en agua.

2. Rehidratar mejor con leche. Si tienes setas en seco, utiliza la leche en lugar de agua para rehidratarlas. Hace que queden más finas. Además, luego puedes usar la leche con otras recetas como la bechamel, logrando un resultado fantástico.

3. Sal y rebozado. Muchas personas no saben cuándo echar la sal. En el caso de los hongos, siempre al final. Si buscar un buen rebozado, cambia la harina por el pan rallado.

4. Conservación: Puedes desecarlas colgándolas en una habitación libre de humedad. También es buena idea hacerlas en polvo. Cuando estén secas, solo tienes que triturarlas y guardarlas en un bote herméticamente cerrado. Ponerlas en aceite o congelarlas puede ser otra opción válida.

 

A la plancha o revueltas, son una caricia que el paladar aprecia. Tras la primavera trompetera, el otoño setero ya llegó. A saborear este delicado manjar. Y es que lo que más nos hace disfrutar son las cosas de verdad.