LA PLAZA

El microondas y sus numerosos usos

Una herramienta muy práctica que casi todo el mundo tiene. Calienta la leche en un periquete y ¿algo más? Vamos a ver algunos usos del microondas menos cotidianos.

¿Te suena el nombre del doctor Percy Spencer? Posiblemente no, pero seguro que has escuchado hablar de su famoso invento. Con la Segunda Guerra Mundial aún caliente, allá por 1945, el doctor Spencer estaba intentando mejorar el funcionamiento de los radares con la ayuda del magnetrón. Esto era un tubo que transformaba energía eléctrica en microondas. Mientras realizaba uno de sus experimentos, el investigador olvidó una barrita de chocolate en su bolsillo y esta quedó derretida al completo. ¡Había nacido un invento que revolucionaría el mundo de la cocina!

 

En 1947 se instaló el primer horno microondas en un restaurante de Boston. Su precio rondaba los cinco mil dólares de la época –una fortuna– y había que enfriarlo con agua tras su uso. Veinte años más tarde aparecieron los microondas domésticos y su uso se popularizó. Curioso, ¿no? Este electrodoméstico sirve para calentar cosas, de acuerdo. Seguro que has calentado alguna vez el café o la leche en él. O esas deliciosas fiambreras de tu madre. Sin embargo, nos hemos propuesto enseñarte más usos que es posible que desconozcas.

 

Usos del microondas

 

1. Tostar frutos secos.

 

¿A quién no le gustan unos deliciosos frutos secos recién tostados? Si los asas tú en casa, ahorrarás dinero y ganarás en sabor. Cómpralos en crudo en tu mercado y ponlos en el microondas a tostar en periodos de un minutito. Ve removiendo cada vez hasta que tengan el tono deseado. ¡Deliciosos!

 

2. Cebolla sin lágrimas.

 

No nos hemos vuelto locos, ¿eh? La cebolla contiene compuestos de azufres que son los responsables de provocarnos esa llantina molesta cuando la cortamos. Si cortas los extremos de la misma y la pones no más de treinta segundos en el microondas, estarás salvado. ¡Adiós lágrimas!

 

3. Pan fresco y patatas fritas en su punto.

 

Si tienes un pedazo de pan algo húmedo o unas patatas fritas de bolsa algo pasadas, con el microondas puedes devolverles su estado original. O casi. Basta con envolver en papel absorbente de cocina y calentar poco a poco en tandas de diez segundos para no pasarnos. ¡Recién hechos!

 

4. Legumbres blanditas.

 

¿Te apetece un buen cocido o una fabada y no has dejado las legumbres en remojo la noche anterior? No te preocupes. Si es que para todo o para casi todo hay solución. Coloca en un recipiente tres cantidades de agua por cada una de legumbres y calienta a potencia máxima entre diez y quince minutos. Deja reposar las legumbres en esa agua una horita, remoja luego en agua fría y listas para comer.

 

5. Consigue más zumo.

 

A veces necesitamos más jugo de la cuenta para hacer una receta. En esto que abres un limón y está algo seco. Te ha pasado alguna vez, ¿verdad? Intenta lo siguiente: pon el limón unos veinte segunditos en el microondas y exprímelo cuando aún esté templado. Le sacarás hasta la última gota de zumo.

 

Ha quedado claro que el microondas nos hace la vida más fácil en la cocina, ¿no? Si es que ya lo decimos nosotros: ¡qué poco cuesta comer bien!