LA PLAZA

Comer con medida alarga la vida

¿Te gusta analizar cada uno de los ingredientes de un producto, sus calorías, proteínas e incluso la procedencia antes de comprarlo? ¿O no sueles leer detenidamente lo que dicen los etiquetados?

Pues si eres más bien del segundo grupo, no te pierdas estas líneas. Tómalas como primeros auxilios. Entenderás cada uno de los términos nutricionales y por qué a veces no está de más echarles un vistazo.

 

La mayoría de las personas que indaga en el etiquetado, pongamos, de un paquete de patatas fritas busca la cantidad de calorías que contiene. 

 

Nos asustan las calorías. Pero ¿por qué? ¿Sabemos realmente qué son? Las calorías no son más que la energía que necesitamos para funcionar, es decir, son necesarias. Cada persona requerirá más o menos cantidad dependiendo de factores como la edad, el sexo y la altura. Esta cantidad se puede calcular de una forma muy sencilla y en casa a través de diferentes métodos. Te hablaremos de ellos en otra ocasión. De aquí el sentido de comprobar las calorías en el etiquetado de los productos cuando vamos a la compra, porque mantener nuestro nivel de energía adecuado nos ayudará a estar sanos. Pero aún hay más. 

 

La energía es solo el resultado de nuestra alimentación. Entonces, ¿qué es lo que me aporta esa energía? Pues los responsables son los macronutrientes (alimentos principales): las grasas, proteínas e hidratos de carbono. Y al igual que sucedía con el nivel de calorías necesarias, cada persona necesitará a su vez una cantidad determinada de cada uno de estos nutrientes. Por eso en la información nutricional de cada producto se muestran los siguientes datos por cada 100 gr. o 100 ml.: el valor energético (o lo que es lo mismo, las calorías); las grasas, saturadas e insaturadas (las saturadas son las que incrementan el colesterol malo y las insaturadas el bueno); los hidratos de carbono; las proteínas; la fibra y la sal.

 

Pero también suelen aparecer otros elementos que no hemos nombrado. Tienes razón. Son los micronutrientes: las vitaminas y los minerales

 

Aunque no aportan energía (o calorías), son fundamentales para que nuestro cuerpo haga sus funciones metabólicas y funcione como un reloj.

 

Y ya por último, para completar el etiquetado del producto nos vamos a encontrar con información sobre el origen y los ingredientes. Esto último es de especial importancia, sobre todo para los alérgicos. Desde el año pasado, todos los componentes alérgenos, como la lactosa o los frutos secos, tienen que ir bien destacados, a modo de advertencia.

 

Así que ya sabes, ¡comer con medida alarga la vida! Y si es con cabeza, mucho mejor.