Aprendiendo a descongelar pescado

A nadie se le escapa que la congelación fue un gran paso para la humanidad en la conservación de alimentos. El buen señor Clarence Birdseye tuvo la fantástica idea de conservar la comida en hielo. Sin embargo, le preocupaba que cuando el agua se derritiese generase el desarrollo de bacterias. Tras muchos intentos inventó el congelador moderno en 1925, gran éxito para la gastronomía. Solo tres años más tarde, en Estados Unidos se vendieron quinientas toneladas de alimentos congelados. Gran parte de ello era pescado, uno de los alimentos más perecederos que existen.

 

Justo de eso vamos a hablar en este artículo. Pero más bien de la descongelación de los pescados.

 

¿Conoces los principales métodos de descongelación de este alimento?

 

Hay que tener especial cuidado, ya que utilizar una técnica u otra puede estropearlo o modificar su sabor y textura. Toma buena nota de todo para conseguir la perfecta descongelación.

 

Método tradicional - Descongelación en nevera

 

Este es el método más recomendado para descongelar pescado. Es lento, pero mantendrá mejor la textura y sabor del producto. Solo tienes que colocar el pescado congelado con su envoltorio en un recipiente tapado sobre la zona menos fría de la nevera. Los estantes medios y superiores suelen ser los de menos fríos y mejor si se aleja de la puerta. Se tapa para evitar ensuciar todo cuando el hielo se deshaga. Al ser un proceso lento, lo ideal es que se haga la noche anterior al cocinado. El punto a favor de esta técnica es que se mantiene la jugosidad del producto. Por el contrario, necesitamos ser muy previsores, por el tiempo que tarda en estar listo el pescado.

 

Método rápido - Descongelación en agua fría

 

Con esta técnica ganamos en tiempo y los resultados son bastante buenos. Tienes que meter el pescado en una bolsa de plástico con un buen cierre –no querrás que te entre líquido dentro, ¿no?– y sumergirlo en agua fría. Con agua fría nos referimos a la que sale del grifo, no es necesario que tenga hielo. La bolsa del pescado debe estar completamente sumergida en agua por lo que podemos ponerle peso si no es así. Es un método que funciona especialmente bien con pescado en rodajas o filetes. Al finalizar el proceso debes secar muy bien las piezas. Sería interesante que cada media hora cambiases el agua para mantenerla siempre fresca. Más o menos, cada kilo de pescado tarda en descongelarse unos cuarenta y cinco minutos. Nunca se debe utilizar agua caliente, ya que se descongelaría más por un lado que por otro.

 

Método muy rápido - Descongelación en microondas

 

Utilizar el microondas es lo más sencillo, pues tarda poco tiempo y puedes ir preparando otras partes de la receta mientras tanto. Además, hoy en día muchos aparatos ya tienen una función de descongelación. Sin embargo, hay que echarle un vistazo casi cada minuto y darle vueltas, porque puede cocerse por unas partes y por otras –normalmente por el interior– quedarse congelado. No hace falta que quede completamente descongelado, pues durante el cocinado terminará el proceso.

 

Lo que nunca debes hacer para descongelar pescado

 

Esto también es muy importante. Hay que tener siempre en cuenta qué cosas no deben hacerse para evitar estropear el pescado tras la descongelación. Lo principal y la regla más básica de todas es que nunca se descongela a temperatura ambiente y menos aún tapado. Sobre todo si la temperatura supera los veinte grados centígrados. Más cositas. Una vez descongelado debes consumir el pescado de forma inmediata y nunca puedes volver a congelarlo salvo que lo cocines.

 

Hay también piezas pequeñas de pescado que se pueden cocinar directamente sin necesidad de que sean descongeladas. Al vapor, en papillote o incluso en calditos y sopas.

 

Nosotros lo que te recomendamos es que siempre que puedas utilices el método tradicional de descongelar en nevera. Te sabrá más rico el pescado. Si la pieza supera los tres kilos o si necesitas un cocinado de urgencia, en ese caso sí que tienes disponible el método del agua fría y del microondas.

 

Todo clarito, ¿no? Pues ya solo queda preparar un rico pescado bien descongelado. Textura de diez y sabor de matrícula de honor. ¡Qué poco cuesta comer bien!