LA PLAZA

Un huevo de colores

¿De qué depende que un huevo sea blanco, marrón o con pintitas? ¿Es más natural uno que otro? Solventamos todas tus dudas a ritmo de curiosidades.

Abres tu nevera y ves que no tienes huevos para hacer esa deliciosa tortilla de patatas que se te ha antojado. ¿Qué haces? Bien, ir a comprarlos al mercado. Entonces, cuando te plantas delante del estante, te fijas en su origen, el numerito que tienen impreso y el tamaño. Quizá también te preguntes una cosa: ¿dónde están los huevos blancos?

 

Sí, el color de los huevos no es muy importante, pero es más habitual encontrarlos de colores oscuros que claros. ¿A qué se deberá?

 

La pregunta es facilona y la respuesta mas sencilla aún. El color no depende de si uno es más natural que otro, algo que se suele pensar a menudo. Tan solo tiene que ver con la raza de la gallina que los pone. ¿Sorprendido? La genética es la culpable de que encuentres huevos marrones o blancos para consumir. Pero entonces, ¿por qué encontramos con mayor frecuencia los de colores oscuros?

 

Se debe sobre todo a una adaptación de los hábitos de los consumidores. Al principio, se utilizaban gallinas ponedoras de huevos blancos porque estos transmitían una imagen de mayor higiene y limpieza. Además, por norma general, esta raza de gallinas es más pequeña, ocupaban menos espacio en los gallineros y necesitaban menos comida. Digamos que como la industria comenzó a comercializar los blancos, los pardos se dejaron en manos de las personas que los recogían en pequeñas producciones. Así, los consumidores empezaron a pensar que los huevos pardos eran más naturales que los blancos y los compraron más.

 

Pero claro, esto no es más que un mito. Numerosos estudios han demostrado que la calidad del huevo no tiene nada que ver con su color. Ni siquiera el de la yema, un color que depende de la alimentación de las gallinas. Por ejemplo, si el granjero quiere yemas amarillas dará trigo a sus gallinas. A veces es posible apreciar pequeñas pintitas en la yema, esto también es pura genética. Las blancas no suelen presentarlas, pero las marrones poseen entre un 5 y un 40 por ciento de manchas en la yema dependiendo la especie.

 

El colesterol y otros mitos

 

Una vez aclarado el tema, vamos a cazar algunos mitos más. Siempre ha circulado el rumor de lo malos que son los huevos para el colesterol y que no debías tomar más de dos a la semana, cuando realmente estás ante uno de los alimentos más naturales y nutritivos del mundo. Está más que demostrado que lo realmente desaconsejable para el organismo es comer grasas saturadas, que sí que hacen que aumenten los niveles de colesterol en la sangre. Por el contrario, los huevos son muy beneficiosos para la salud de tu corazón, ya que contienen muchos ácidos grasos mono y poliinsaturados. Para los niños o personas inactivas, está recomendado tomar unos tres huevos por semana, pero una persona activa o adulta puede permitirse hasta siete.

 

A lo mejor también te has preguntado alguna vez por el código que viene impreso en los huevos. ¿Qué significa? Tiene que ver con la forma en la que han sido criadas las gallinas que han puesto esos huevos, el país de procedencia y la granja donde han sido recogidos.

 

  • Primer número:
    • 0 = huevos de producción ecológica.
    • 1 = huevos de gallinas camperas.
    • 2 = huevos de gallinas criadas en suelo.
    • 3 = huevos de gallinas criadas en jaula.

 

  • Segundo y tercer número: país de la Unión Europea donde han sido producidos.
  • Resto de dígitos: código de la provincia (dos números), código del municipio (tres números) y número de granja.

 

 ¡A comer huevos! Marrones, blancos o con pintitas. Que el color no sea un problema y que en lo único que pienses es en cómo cocinarlos. ¡Rico, rico!