LA PLAZA

Tan humilde como jugosa, la acelga

Te presentamos a la acelga, una verdura cosechada desde tiempos legendarios que ha vuelto a reinar a pesar de su origen humilde.

Dicen que de un cólico de acelgas nunca murió rey ni reina. Claro, qué sabio es el refranero español, ¿verdad? La verdura es muy sana, nutritiva y puede llenar tu estómago, lo que la hace indispensable para tu dieta. Hoy queremos contarte un poco más sobre la beta vulgaris, o lo que es lo mismo, la acelga. Aunque de vulgar tiene poco.

 

¿Sabías que ya se cultivaban acelgas en los famosos jardines colgantes de Babilonia?

 

Sus hojas y raíces han sido consumidas en míticas civilizaciones como la egipcia, los griegos, los romanos o los árabes. Así al menos lo cuentan algunos libros. Los expertos sitúan su origen en las tierras bañadas por el mar Mediterráneo, al sur de Europa y al norte de África. Los árabes la tenían como un alimento fundamental en su cocina, la llamaban silqah. Así llegó al español como assilqa y posteriormente como acelga. Es curioso que este nombre árabe derive de sicula, o lo que es lo mismo, Sicilia. Vamos, que parece que fueron los italianos los que comenzaron a hacerla famosa.

 

En España, los principales cultivadores proceden de Murcia, Valencia y Cataluña. A pesar de que durante un tiempo la acelga tuvo un origen humilde y estaba destinada a familias con pocos recursos, es una verdura que ha remontado el vuelo y se consume ampliamente en todos los hogares. ¿Por qué? No es de extrañar. Además de ser deliciosa, tiene grandes beneficios para el organismo. Tiene muchos efectos saludables. Por ejemplo, es laxante y muy diurética. Mejora así tu intestino para que hagas bien la digestión y te limpia los riñones.

 

Además, es extremadamente refrescante. Fantástica para los inicios de la primavera.

 

No hay demasiadas variedades de acelga. Se puede clasificar según su color, el grosor de las pencas, el tamaño de sus hojas y el tiempo que tarda en recuperarse la planta cuando le cortan sus hojas. En el mundo occidental son dos las variedades más conocidas. Por un lado tenemos la Bressane y por otro, la Amarilla de Lyon. La primera tiene unas curiosas ondulaciones en las hojas. Su color es verde oscuro y tiene gran tamaño. La segunda también tiene ondas y es de gran tamaño, aunque posee un color amarillento verdoso y sus pencas son blancas. Esta última es quizás la más apreciada por su exquisito sabor. La mejor época del año para consumir la acelga es a finales de otoño y principios de primavera. Así, en periodo primaveral destacan las variedades Haway, Verde de cortar, White Silver o Verde de penca blanca estrecha. Mientras que en el otoño son cotizadas las Paros, Gigante Fordhook y Verdes de penca blanca ancha.

 

Hasta que no alcanza los 800 gramos y el kilo de peso, no se suele recolectar la acelga. Verás que sus hojas suelen ser grandes, llegando a medir 25 centímetros. Cuando llegan a este tamaño es que están en un buen momento de recogida. Tanto las hojas como las pencas pueden comerse. Las primeras están deliciosas al vapor con un chorrito de aceite de oliva. Las pencas se rellenan y también están muy jugosas si las rebozas o las fríes. ¡Qué hambre!

 

Acelgas benditas: de día, los tronchos y de noche, las hojitas. Aunque este dicho se utilice para decir que algo es repetitivo, a nosotros no nos importa repetir acelgas. ¡Son fantásticas!