LA PLAZA

Por San Blas, ajetes sembrarás

Ni ajo, ni ajito. Ajete en ramillete. Deliciosos, nutritivos y muy fáciles de preparar. Su sabor suave hace de este ingrediente la estrella de los revueltos.

Aunque se pueden comer durante todo el año, cuando llega marzo o finales de febrero es cuando están en su mejor momento. Hablamos de los ajos tiernos, también conocidos como ajetes. Al contrario de lo que muchos pueden pensar, no es un alimento distinto a los ajos. Es el mismo producto, con la diferencia de que ha sido recolectado antes de su maduración. Su aroma y sabor es menos concentrado, ya que contiene más cantidad de agua. Al ser más suaves que los ajos maduros, es un ingrediente muy utilizado en la cocina.

 

Comúnmente se hacen en revueltos o salteados, aunque es habitual verlos en tortilla, guisos, asados, a la plancha o incluso en tempura.

 

Sus hojas son de color verde intenso y su bulbo blanquecino, a veces también rojo o morado. Es fácil encontrarlos en tu mercado de abasto de confianza, tanto en manojos como ya limpios en una bandejita. Sus propiedades son similares a las de los ajos. Si necesitas aumentar tus defensas te vendrán fenomenal, ya que tienen propiedades antibióticas. Mejoran las infecciones y la circulación de la sangre. ¿Listo para comértelos?

 

Cómo pelar ajos tiernos

 

Para poder usar este ingrediente tan popular en la cocina, debes aprender a limpiarlos y pelarlos de forma correcta. Muchas veces están sucios y contienen tierra. Para ello, lo primero que debes hacer es quitar la primera hoja. Es el exterior de esta hortaliza y normalmente se encuentra deteriorada. Puedes retirarla con las manos con mucha facilidad. Seguidamente lávalos bien con agua para eliminar cualquier residuo. Cuando los vayas a preparar, retira la raíz y gran parte de la zona blanca, debes quedarte con lo más tierno del producto. Se suele picar en rodajas, aunque depende del uso que le vayas a dar en tus recetas.

 

Nosotros vamos a darle un toque especial a un buen lomo fresco de salmón con ajetes. Te contamos la receta, ¿tienes papel y lápiz?

 

Para su elaboración necesitamos lomos de salmón ­–con unos 700 gramos es suficiente–, un ramillete de ajetes, un poco salsa de soja, aceite de oliva virgen extra, semillas de sésamo tostadito, sal y pimienta. Fácil, ¿verdad?

 

Lo primero que debemos hacer es tener el salmón limpio y seco. Quítale las espinas, lávalo, escúrrelo y sécalo con un papel absorbente. Luego trocéalo en dados de unos dos o tres centímetros. Es bueno que utilices la cola de este pescado, es jugosa y no suele tener espinas. Limpia y prepara los ajetes –ya te hemos recordado cómo hacerlo–. Pon a calentar un chorreón de aceite en la sartén. Si tienes un wok, mejor que mejor. Cuando el aceite esté bien caliente, añade los ajetes y antes de que se doren demasiado, añade el salmón y saltea. Como consejo, no muevas mucho el pescado para que quede entero. Con un par de minutos es suficiente para que esté en su punto. Finalmente echa las semillas de sésamo y retira del fuego.

 

Cuando vayas a servir, puedes añadirle la salsa de soja, que le da un sabor delicioso.

 

Eso sí, cuidado, ya que aporta bastante sal. Otra buena opción es servir la salsa en un cuenco diferente y que cada uno se eche lo que necesite. ¿Te imaginas la pinta? ¡Mejor sabe!

 

¿Preparado para sacarle partido al ajete, majete? Vamos allá. Un alimento delicioso y que le dará un toque de sabor y aroma a tus revueltos, salteados y guisos favoritos.