LA PLAZA

Pomelo: refrescante y adelgazante

Refréscate con una granizada de pomelos. ¿Qué tal si conocemos antes un poco más sobre el origen y las propiedades de esta fruta?

Imagina una paradisíaca playa en el mar Caribe. Sol, arena fina, aguas cristalinas y deliciosos pomelos. ¿Cómo? Sí, sí. Es difícil precisar con exactitud el origen de esta fruta, aunque muchos lo sitúan en torno al año 1700 en Barbados, una isla caribeña. Su cultivo por esta zona fue bastante extendido, así llegó a Estados Unidos, el mayor exportador mundial de pomelos. Se cultivan al año casi cinco millones de toneladas, la mitad de ellas para su consumo en fresco –el resto para zumos y mermeladas–.

 

En España tienen mucha popularidad las producciones de Murcia y Valencia. ¡Cítricos al poder!

 

No, el pomelo no es un cítrico cualquiera. Es uno de los más grandes y con un sabor muy peculiar que baila entre el dulce y el ácido. Se le conoce como un cruce de las naranjas dulces con el pummelo, un fruto similar en aspecto –con un tamaño mucho mayor– pero excesivamente ácido. En cuanto a variedades de pomelo, existen muchas. Todas se diferencian por el color de su pulpa. Así, existen las comunes –blancas o amarillas– y las de colores rosáceos. Estas últimas se producen cuando en la zona de cultivo hay temperaturas elevadas.

 

En las variedades amarillas destacan la Duncan, con una pulpa jugosa y llena de pipas; la Marsh, con pocas semillas –una de las más vendidas en el mundo–; y Oroblanco, de sabor menos ácido y pulpa de color blanquecino. Los pomelos rosáceos son muy populares por sus propiedades antioxidantes. Son importantes los Redblush –la más cultivada, una especie muy resistente; Pinkmarsh, la variedad más antigua; Sweety, de sabor dulzón; y el Triumph, con exquisito olor a naranja.

 

Las propiedades de esta fruta son muy interesantes. Es una fuente de vitamina C. Para que te hagas una idea, con medio pomelo tienes la vitamina C que necesita tu cuerpo en todo el día. También es un gran antioxidante, es baja en calorías –menos de 40 por pieza– y muy rica en fibra. Está especialmente indicada para dietas, sus enzimas te ayudan a quemar grasas. Por si todo esto te parece poco, previene la artritis gracias a su contenido en ácido salicílico, reduce el colesterol ‘malo’ y es un fuerte antiséptico, para luchar contra las bacterias de tu organismo.

 

La forma más natural de comer pomelos es en zumos, aunque cada vez son más los que se los comen con un poco de miel o azúcar, neutralizando su acidez. Su sabor ácido hace que sea un elemento muy especial en algunas recetas. Sí, puedes usar el pomelo como ingrediente de platos salados o dulces. Un contrapunto perfecto que le dará el toque que necesitas a tu menú.

 

¿Te apetece un refrescante vaso de granizada de pomelo? Una receta muy sencilla y con la que sorprenderás a tus invitados.

 

Para elaborar la granizada, necesitas un poquito de sal, unos 80 gr de azúcar y 800 ml de zumo de pomelo. Con estas cantidades te saldrá para un par de vasos grandes. ¿Comenzamos? Pon al fuego 150 ml del zumo junto con el azúcar. Llévalo a ebullición, prepara un almíbar de textura bastante densa y deja que se enfríe. Ahora junta esta mezcla con el resto del zumo y añade la pizca de sal. Remueve bien y mételo un par de horas en el congelador. Pasado este tiempo, sácalo y bate con fuerza. Este proceso debes repetirlo un par de veces más y ya estará listo. Sírvelo frío y ¡refréscate!

 

Si te lo dice tu abuelo, tiene que ser bueno. ¡Come pomelo!