LA PLAZA

No está mal cocinar con menos sal

La sal es uno de los condimentos más utilizados en el mundo. Potencia el sabor de las comidas. Sin embargo, ¿te gustaría saber cómo sustituirla en tu dieta?

¿Sabías que el consumo de sal medio en la población es de casi 10 gramos por persona al día? Una cifra muy elevada según la Organización Mundial de la Salud. Y es que, como todo, la sal debe consumirse con moderación. Nunca fueron buenos los excesos. Demasiada sal en tu organismo es perjudicial para tu salud, ya que es un factor de riesgo para sufrir hipertensión arterial, causante de infartos y enfermedades cerebrales.

 

No hay que preocuparse. Con solo reducir levemente el consumo de sal, estaremos ganando años de vida. Hay una buena noticia: los expertos aseguran que el gusto por la sal es totalmente adquirido. Por lo tanto, igual que aprendes a comer con mucha cantidad de sal, puedes aprender a hacer todo lo contrario. Por suerte, hay muchas alternativas para que tus comidas sigan sabiendo igual de bien y encima de forma saludable. ¡Vamos con algunos consejos!

 

1. Apuesta por productos frescos.

No nos cansamos de repetir las bondades de verduras y frutas. Este tipo de alimentos frescos contienen poco sodio y, por lo tanto, poca sal. Además, están deliciosos.

 

2. Dale gracia a las comidas con hierbas aromáticas.

Vale, sabemos que la sal potencia mucho el sabor de las comidas y no estás dispuesto a perder esto. Tranquilo, tenemos la solución. ¿Qué tal si sustituyes un poco de sal por otros condimentos y especias para darle la pizca de gracia que deseas a tu dieta? Experimenta nuevos sabores como el del ajo, la pimienta, el orégano o, ¿por qué no?, un poco de zumo de limón. Irás perdiendo poco a poco el gusto por la sal.

 

3. Di sí al potasio.

Hay un tipo de sal más sano que el refinado, el que ofrece el cloruro de potasio. Aporta sabor salado a tu menú, aunque también le da un toque amargo, al que debes acostumbrarte. ¿Sabes que los plátanos son muy ricos en potasio?

 

4. ¿Por qué no cocinar al vapor?

Con esta técnica de cocinado, los alimentos conservan mejor el sodio que tienen de forma natural. Así sabrán igual de buenos pero más sanos.

 

5. Sal marina.

El sabor de este tipo de sal es bastante más fuerte que el de la sal normal. Si la utilizas, seguro que echas menos cantidad en tus platos.

 

6. Salsas fuera del plato.

Nos encantan las salsas, pero es cierto que suelen ser bastante saladas. Lo mejor es ponerlas en un cuenco aparte para echarte al gusto. ¡No te pases!

 

A la hora de cocinar, también puedes seguir unas pautas para disminuir la cantidad de sal que comes. En la mayoría de platos es mejor echar la sal antes de servir, así valoras mejor el sabor y mides la cantidad de sal en una proporción más adecuada. Te saldrá todo más sabroso. Por ejemplo, los guisos concentran mucho los sabores cuando están en reposo, más aún si se guardan en frío. Al sacar de la nevera un potaje de un día para otro, seguro que está más salado. Es preferible que cuando lo cocines, lo dejes un poco soso.

 

Ponle una pizca de sal a la vida y, ¿por qué no?, también a la comida. Pero claro, siempre con precaución, ¿verdad? Un abuso de sal hace que tu organismo retenga agua. Aumentarás de peso y harás que tu corazón trabaje más de la cuenta.

 

Controla el movimiento de salero y te lo agradecerá el cuerpo entero.