LA PLAZA

Mantequilla para desayunar y cocinar

Cremosa, sabrosa y con muchos siglos de antigüedad a sus espaldas. ¿Quiénes fueron los primeros consumidores de mantequilla? ¿Cuáles son sus usos?

Raro. Es difícil que en una casa cuando abres la nevera no aparezca un pequeño tarro de mantequilla. De inconfundible aspecto, aroma y sabor, es un alimento que ha acompañado al ser humano desde tiempos muy lejanos. Algunos expertos sitúan su origen en torno al 9000 antes de Cristo en Mesopotamia, momento en el que se empezaron a procesar alimentos con leche. Cuentan que nació por accidente, al agitar demasiado un poco de nata.

 

Fueron los celtas y los vikingos los primeros en disfrutar a menudo con este manjar. Por aquel entonces, los encargados de cocina batían la nata en el interior de pieles de animales. Apreciada por estos pueblos, la mantequilla fue repudiada por griegos y romanos. Esto hizo que su uso se extendiera sobre todo por países como Holanda, Alemania, Reino Unido y Francia. Era muy cara, por eso solo era apta para familias con buen nivel económico. A finales de 1869, el químico francés Hippolyte Mège-Mouriés patentó la margarina, procedente de aceites vegetales y mucho más económica.

 

Existen muchos tipos de mantequilla. Antiguamente era difícil separar la nata de la leche antes de que esta se pusiese ácida. Luego las técnicas evolucionaron y consiguieron hacer una mantequilla con nata dulce. Además de si es dulce o ácida, la mantequilla puede clasificarse en función de si tiene o no sal, y, por supuesto, de la leche que se utilice en su preparación. Por ejemplo, existen mantequillas de leche de cabra, vaca, oveja y hasta búfala.

 

Su uso en cocina es diverso. Si bien es habitual que forme parte de los desayunos de buena parte del planeta, también lo hace en los fogones.

 

En España y otros países mediterráneos el aceite de oliva hace de elemento común para salsas, sartenes y planchas. Sin embargo, la mantequilla sustituye en muchas ocasiones al aceite en otros países. Además, es un condimento casi indispensable para la repostería –da brillo al chocolate y sirve para hacer pasteles, bizcochos, tartas, etc.– y muy utilizado en la elaboración de salsas.

 

Su conservación es sencilla. Debe guardarse en un lugar fresco y con poca luz. La mantequilla salada aguanta mejor el paso del tiempo que la que no lleva sal. Una vez abierto el envase, puede estar en buenas condiciones durante meses según el tipo que sea. Otra opción puede ser congelar el producto. Su aroma y sabor son delicados, tanto que es habitual que arrastren olores y sabores de otros productos. Además, tanto las altas temperaturas como la luz y el aire hacen que se oxide fácilmente. Seguro que alguna vez has visto un tono amarillo más oscuro en tu mantequilla. Esta zona debes retirarla, ya que está seca y tendrá mal sabor y olor.

 

Mantequilla casera

 

¿Te animas a hacer tu propia mantequilla casera? Es fácil, solo necesitas un litro de nata líquida especial para montar. Para su preparación, la nata debe estar muy fría. La colocas en un bol y bates hasta que quede montada, entonces da más velocidad al batido. Así se separa el suero de la mantequilla. Ya solo tienes que colar y lavar la mantequilla bajo el grifo. Lista para consumir o para añadirle especias, sal o lo que gustes. ¡Rico!

 

Tus mañanas brillan cuando desayunas mantequilla. Ese olor a café recién hecho, pan tostado y una buena dosis de mantequilla con mermelada de higo. Y tú, ¿cómo te preparas tu desayuno?