LA PLAZA

La curiosidad mató al plato

Que la mantequilla no se te queme, qué hacer para no llorar pelando cebollas o de dónde viene la palabra restaurante. Esto y mucho más en nuestro ‘sabías qué’.

Decía José Saramago que la curiosidad mató al gato, pero no dicen si lo que descubrió valió la pena. Ponte cómodo, no sabemos si valdrán o no la pena, pero seguro que más de una te sorprende. Estas son nuestras cinco curiosidades del mundo de la alimentación.

 

  1. 1. Abres el libro de receta y ¡zas! Sorpresa, necesitas mantequilla caliente para continuar. Cuidado, es fácil que se te queme al ponerla en la sartén, si quieres solucionar esto, prueba con añadirle unas gotitas de zumo de limón antes de cocinarla.
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  3. 2. ¿Te pones gafas de buzo para pelar o cortar cebollas? Puede ser una buena forma de implantar una nueva moda, pero quizá no es demasiado cómodo para trabajar en la cocina. Hay numerosos trucos para evitar ese llanto. Algunos hablan de mojar el cuchillo con un algodón lleno de vinagre –pero esto puede darle sabor a la cebolla–, otros ponen una vela para absorber los gases que sueltan. También es importante contar con un cuchillo bien afilado y apartar la tabla de tu cuerpo lo máximo posible al cortar para que no que no te salpique. Si la cantidad que tienes que manipular es poca, basta con mojar con agua el cuchillo y la cebolla. ¡Magia!
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  5. 3. Vas a comer al restaurante. Pero, ¿de dónde viene ese nombre? Un francés apellidado Boulanger tenía en París una mesón con un cartel en su puerta. “Venid a mí, hombres de estómagos cansados, y yo os restauraré”, rezaba el letrero. La frase gustó y se empezó a adoptar el término ‘restaurante’ para todas los mesones.
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  7. 4. ¿Sabías que la nata para montar sirve para cocinar pero no al revés? La razón es sencilla. La nata para montar tiene un alto porcentaje de grasa, en torno al 35 por ciento. Por el contrario, la de cocinar no supera el 20 por ciento. Es más aguada y no tiene la textura necesaria para convertirse en deliciosa espuma.
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  9. 5. El truco del merengue. ¿Alguna vez has sacado un merengue del horno y se te ha venido abajo como un castillo de cartas? Hay que tener un pelín más de paciencia. Posiblemente no se haya hecho del todo por su parte central. El merengue tiende a hacerse bastante antes por el exterior que por el interior y te engaña a la vista. Lo mejor es coger uno de prueba y si se rompe dejar el resto un rato más en el horno hasta que se hagan del todo.

 

¡Al rico huevo! Si has llegado hasta aquí, te mereces algunos trucos más.

 

Para saber si un huevo está en buen estado sin abrirlo, basta con ponerlo en un recipiente lleno de agua. Si se hunde es que está perfecto. ¿Te gusta comer plátanos? Aunque creas que lo lógico es empezar a comerlo desde el tronquito, es más fácil si lo abres por el otro lado. Fíjate en cómo lo hacen los monos. Sabrán ellos cómo comerse bien un platano, ¿no? Terminamos con un consejo dulce. Si eres de azúcar moreno, es posible que la tengas en un tarro y se te termine por quedar apelmazada, ya que pierde la humedad. Para solucionar esto solo tienes que meter el azúcar en un frasco hermético e introducir una cáscara de naranja.

 

¿Te has sorprendido? No preguntes por saber, que el tiempo te lo dirá. Que no hay nada más bonito que saber sin preguntar. Venga, a fardar delante de tus amigos con estos trucos.