LA PLAZA

Embutidos, enteros o partidos

Mira que están rico los embutidos, ¿verdad? Te contamos los diferentes tipos que existen y algunos consejos para darle un sabor diferente a tus recetas.

Dicen que pan con pan, comida de tontos. Por eso, nada mejor que tener unos embutidos en casa para prepararnos unos deliciosos bocadillos. En la variedad está el gusto y tipos de embutidos hay a montones. Al contrario de lo que muchos piensan, estos alimentos también tienen cabida en una dieta saludable, aunque no se deba abusar de ellos. Aportan muchas proteínas y, en la mayoría de casos, es muy fácil desgrasarlos para hacerlos tan apetitosos como sanos. ¿Preparado? Venga, que te vamos a embutir en el mundo de los chorizos, salchichones y butifarras.

 

Tipos de embutidos

 

Los embutidos suelen clasificarse según su ingrediente principal. Sin embargo, hay otras clasificaciones como delimitar si está crudo o escaldados, si son frescos o ahumados, o si son puros o una mezcla, por ejemplo.

 

  • De carne. Chorizo, caña de lomo, fuet, salchichas, butifarra, etc.
  • De vísceras. Salchicha de hígado, longaniza gallega, etc.
  • De sangre. Morcilla, botagueñas, etc.
  • Fiambres. Jamón de york, mortadela, chicharrón, etc.

 

Aunque pueda parecerlo, el jamón serrano no es un embutido, porque no ha sido introducido en una tripa. Es un derivado cárnico, pero del grupo de los salazones. Hay algunas diferencias mínimas entre los propios embutidos. Por ejemplo, ¿sabías que lo que diferencia al chorizo de la longaniza es su diámetro? Superior a 22 milímetros es chorizo.

 

Algo parecido ocurre con el fuet y el salchichón, que será fuet si su diámetro no supera los 40 milímetros.

 

Un apunte aparte son las tripas, es decir, las envolturas de los embutidos. Tradicionalmente han sido tripas naturales, que han protegido el alimento y facilitado su comercialización. Provienen de los intestinos de los animales, aunque a veces también se utiliza el estómago. Hoy en día es habitual que nos encontremos con tripas artificiales, que pueden ser de colágeno, celulosa o plástico. En las artificiales, los embutidos tendrán todos el mismo aspecto y una mejor calidad higiénica.

 

Desgrasando los embutidos

 

La única pega que tienen estos alimentos es su alto contenido en grasas. Por eso, algunos conviene desgrasarlos antes de cocinar con ellos. Es el caso de la chistorra, el chorizo, el salami, el salchichón o las salchichas, entre otros. Es un proceso sencillo, que todos podemos hacer en casa.

 

  • Desgrasando en la sartén. Solo tienes que cortar en láminas finas el embutido y pasarlo por una sartén con el fuego suavecito y sin aceite. El propio calor hará que la grasa se despegue y quede fundida.
  • Desgrasando al microondas. Muy rápido, basta con colocar los trozos de embutido que quieras consumir en electrodoméstico a media potencia y en intervalos pequeños de tiempo, de unos 20 o 30 segundos. También ayuda que los cubras con papel absorbente, que se irá tragando la grasa. No te pases con el tiempo o los cocerás y harás que se queden duros.

 

Embutidos en la cocina

 

¿Cómo te gusta más disfrutar de los embutidos? Lo más típico es pan con pan, a modo bocata, o sobre una deliciosa tostada con un chorrito de aceite de oliva o tomate triturado untado. ¡Rico, rico! Pero te animamos a que vayas más allá y explotes un poco tu creatividad gastronómica.

 

¿Te atreves a mezclarlos con frutas? Explosión de sabor garantizada. El melón con jamón serrano es todo un clásico y muchos le introducen al gazpacho o salmorejo unas lascas de salchichón bien crujientito. Si te gustan los sabores agridulces, prueba a combinar la naranja o la piña con embutidos desgrasados, te encantará.

 

El jamón y la panceta quedan muy bien en menestras de verduras y revueltos. Acompañan perfectamente a las judías verdes, por ejemplo. Pero también puedes optar por un poco de fuet pasado por la sartén. En el caso de las ensaladas, le aportan una textura diferente que las hará muy especiales. Si preparas salsas, los embutidos ahumados le dan un toque muy potente de sabor. No volverás a ver igual la salsita de tomate o la bechamel. También van fenomenal si los migas y se los añades a tus purés a modo decorativo.

 

Ya que estás hecho todo un experto en el tema de los embutidos, ¿en qué próxima creación culinaria vas a utilizarlos?