LA PLAZA

El kiwi: bello, sano y exótico

Su color verde intenso, su refrescante sabor y su delicioso aroma te resultarán adictivos. ¿Qué tiene el kiwi que nos gusta tanto?

Vamos con un poco de historia. Mucha gente piensa que los kiwis tienen su origen en Nueva Zelanda, pero eso no es cierto, aunque fueron los neozelandeses los que los popularizaron. Esta fruta nació en China. Se usaba como medicina en torno al año 300 a.C. y como planta frutal en tiempos de la dinastía Ming, allá por el 1.200 d.C. A mediados del siglo XX fue exportada a Nueva Zelanda, que le puso el nombre de kiwi por el parecido de la piel de esta fruta con el ave no voladora del mismo nombre y típica de este país. Pese a todo ello, Italia es el país número uno en el mundo como productor de kiwis, seguido por Nueva Zelanda. España ocupa un discreto noveno lugar. Interesante, ¿no?

 

Existen muchas variedades de kiwis. Por ejemplo, la Abbott, de tamaño mediano, con un sabor muy dulce, un color verde brillante y con un olor extraordinario. La variedad Bruno es una de las más azucaradas y jugosas. La Hayward es un poco más grande que las anteriores y su sabor es ligeramente más ácido. Un sabor similar tiene la Monty, aunque de tamaño más pequeño. Por su piel se pueden diferenciar la Gracie, de color verdoso y con unos pelitos largos –que se quitan con facilidad–, y la Jones, cuya piel es oscura. Finalmente está la Elmwood, la variedad más pequeña de todas.

 

Si hay muchas variedades, no lo son menos sus propiedades. Es una de las frutas que contienen mayor cantidad de vitamina C. ¡Adiós resfriados! Además, ayuda a cerrar heridas gracias a su efecto cicatrizante. Es un buen laxante, por lo que va muy bien para personas con problemas de estreñimiento, y a su vez es muy diurética. Por si todo esto te parece poco, sirve para reducir el estrés y la ansiedad, mejora tus huesos, la circulación de la sangre y también te protege de los rayos solares.

 

Mermelada de kiwi

 

Después de hablar tanto de este maravilloso alimento, nos ha entrado hambre. ¿Preparamos una deliciosa mermelada de kiwi? ¡Eso está hecho! Vale, para empezar necesitas aproximadamente un kilo de kiwis que estén maduritos. También unos 500 gramos de azúcar –si eres muy dulzón puedes probar con echarle un poco más–. Exprime un limón para sacarle el zumo y, aunque sea opcional, un par de láminas de gelatinas van fenomenal para garantizar una textura perfecta.

 

¿Comenzamos? En primer lugar pela los kiwis y pártelos en trocitos. Como consejo, realiza este paso en un cuenco para que no se pierdan los jugos propios de la fruta. Después añade el zumo de limón y el azúcar. Ahora toca esperar unas horas, para que la mezcla haga que los trozos de kiwis expulsen todo el líquido. Llega el momento de usar la cazuela. La ponemos al fuego con la mezcla y la llevamos a ebullición. Se te formará una espuma que debes retirar. A su vez, utiliza una cuchara –mejor si es de madera– para ir aplastando los trozos de fruta hasta convertirlos en el tamaño que te gustaría que tuvieran en tu mermelada. La mezcla debe reducirse y espesar en el fuego. Déjala durante una media horita sin parar de remover.

 

¡Truco! Si te gusta una textura más consistente, debes retirar del fuego la mermelada y echarle la gelatina –previamente pasada por agua unos 10 minutos–. Es importante echarle la gelatina fuera del fuego, ya que no debe hervir. ¡Listo! Pon la mermelada a enfriar en un tarrito y ya está preparada para degustar. Le da un sabor muy bueno a yogures y postres. Y le sienta fenomenal a un buen queso.

 

Tenemos claro que el kiwi es muy bueno, así que no le pongas freno. ¡A comer kiwis todo el mundo se ha dicho!