LA PLAZA

De las naranjas para zumo yo presumo

¿Naranjas de zumo o de mesa? ¡Qué falsedad es esa! Te enseñamos a diferenciar unas de otras, aunque, para sorpresa de algunos, las diferencias son bien pocas.

¡Otoño! Se acerca el invierno, que dirían algunos seriéfilos. Llega el frío, la época de las castañas asadas, de sacar los abrigos de los armarios y de, por desgracia, resfriarnos alguna que otra vez. Qué fastidio, ¿verdad? Garganta irritada, mucosidad, dolor de cabeza. Se nos pone mal cuerpo solo de pensarlo. Por eso, te venimos a hablar de un remedio muy eficaz: las naranjas. Dulces, jugosas, sanas. ¡Deliciosas! ¿A quién no le gusta un zumo recién exprimido? Te vamos poniendo uno mientras lees el artículo. Y como dirían nuestras madres, tómatelo rápido, que se le van las vitaminas.

 

¿Naranjas de zumo o de mesa? Es una pregunta que alguna vez todos nos hemos hecho. Nuestra cara debe ser un poema cuando nuestro cuñado sabelotodo nos responde que todas las naranjas son iguales. Y no le falta razón, ojo. Los expertos no hablan de ese tipo de variedades. La diferencia entre naranjas de zumo y de mesa es estética más que nada.

 

  • Naranjas de mesa. Buen aspecto –sin arañazos y muy redondas–, tamaño grande y precio mayor.
  • Naranjas de zumo. Presentan magulladuras o rozaduras, no tienen que ser demasiado esféricas y su precio es más barato que sus primas las de mesa.

 

Bueno, ahora que nos ha quedado claro, sí que vamos a hacer algunas diferencias entre variedades. Digamos que hay tres tipos conocidos de naranjas. Por un lado tenemos las navel, con mucha carne, sin pepitas y ligeramente amargas. Por otro, las blancas, con pepitas, extremadamente dulces y con mucho jugo en su interior. Finalmente, y menos conocidas, las sanguinas, típicas del invierno y con un color interior muy rojo similar al de la sangre. Por norma general, las navel se utilizan como naranjas de mesa y las blancas para zumo.

 

No obstante, todas se pueden comer a bocados y todas son aptas para que sean exprimidas.

 

En cuanto a su recolección, hoy en día podemos comprar naranjas todo el año gracias a cultivos intensivos. Sin embargo, cada variedad tiene su época. Así, desde finales de octubre a mediados de enero destacan la navelina y la newhall, y desde diciembre a marzo triunfa la salustiana. Esta última es la variedad más codiciada por los amantes del zumo.

 

Propiedades del zumo de naranja

 

El jugo de naranja es mano de santo. ¿Sabías que tomarlo en ayunas te ayuda a purificar tu organismo? Sí, mejora la eliminación de tus desechos y hace que tu intestino y sus movimientos vayan como la seda. Según algunos estudios, las personas que toman zumo de naranja cada día reducen en al menos un 14 por ciento la posibilidad de padecer obesidad. Interesante, ¿no? Si sueles tener problemas estomacales, atento. Di adiós a las gastritis y posibles úlceras con un buen vaso de zumo. Este alivia el exceso de acidez en tu estómago y evita una mala digestión. También sirve para reducir la presión arterial, ya que mejora la circulación de la sangre, y su gran cantidad de vitamina C te previene de la sordera, de perder visión y de padecer algunos tipos de cáncer.

 

Queremos terminar desmontando un mito. ¡Las vitaminas no se van del zumo si no te lo tomas rápido! Nada de eso. Está comprobado científicamente que la vitamina C de los zumos de naranja se mantiene intacta hasta doce horas después de su fabricación. Solo en condiciones extrañas, que hiciese 120 grados centígrados de temperatura, por ejemplo, podríamos tener problemas.

 

¿Te hemos convencido? Venga, todos a por zumo. ¿De zumo o de mesa? ¿Qué importancia es esa?