LA PLAZA

Cógele el gustillo al membrillo

El sol septembrino madura el membrillo. Desde inicios del otoño a inicios del invierno podemos disfrutar de una fruta que en dulce está rica, pero que tiene mucho más.

El membrillo es el fruto del membrillero y es un alimento con una historia milenaria. Lo comenzaron a cultivar en Babilonia desde el 4.000 a.C. y los romanos y los griegos la tenían como la fruta del amor. Cuenta la leyenda que en la antigua Grecia, el día de la boda, las novias debían comer un membrillo antes de entrar en la habitación nupcial para que el aliento no espantase al novio. Curioso, ¿verdad? Su color varía entre el verde y el amarillo –cuando está maduro– y su interior es duro y de sabor amargoso. Eso sí, es intensamente aromático.

 

Dicen que por el veranillo de San Miguel, los frutos como la miel. A finales de septiembre, coincidiendo con la fecha del santo y recién terminado el verano, las temperaturas alcanzan los 30 grados y es una época de recolección de cosechas. La del membrillo es una de ellas. Por eso no es raro escuchar eso del veranillo del membrillo. Es fácil encontrarlo en mercados de abasto y supermercados durante gran parte del año, pero su temporada abarca todo el otoño y los comienzos del invierno.

 

Como consejo a la hora de comprarlo, es mejor elegir las piezas de apariencia carnosa y con un tono amarillento.

 

Si el membrillo está demasiado maduro, su piel presentará manchas. Si los vas a cocinar pronto, no tienes de qué preocuparte.

 

Es un fruto que aporta muy pocas calorías y es famoso por sus propiedades desinfectantes. Sirve como antiinflamatorio y es un buen remedio contra la diarrea. A tu organismo hay que sacarle brillo con el membrillo.

 

¿Qué tal alguna receta? El dulce de membrillo está delicioso, pero te proponemos que te pongas el disfraz de romano y prepares los membrillos como hacían en la antigüedad, al horno con un poco de miel.

 

Como ingredientes debes tener un par de membrillos maduros, una cuchara grande de miel, el zumo de una naranja o mandarina, 20 gr de mantequilla y un chorreón de agua.

 

¡Vamos con la preparación! Lo primero de todo es tener bien limpios los membrillos, tanto por fuera, como por dentro –eliminando las pepitas–, y dejarlos cortados a la mitad o en cuartos. Antes de meterlos en el horno, es conveniente que los hiervas unos cinco minutillos. Sécalos bien y colócalos en una bandeja. Es hora de pringarnos las manos. En sentido figurado, claro. Vierte la miel, el zumo del cítrico, la mantequilla y un chorreón de agua sobre los membrillos en la bandeja y hornéalos durante 40 o 45 minutos aproximadamente. El truco para saber que están bien hechos es que estén tiernos. Recuerda que cada 15 minutos de horneado debes mojar las mitades en su propio jugo. Listo y a servir caliente o frío. ¡Riquísimos!

 

Para su uso más tradicional, la preparación del dulce de membrillo, es mejor que no les quites la piel ya que perderán vitaminas y, además, hace que la consistencia mejore. También son excelentes como acompañamiento de carnes y asados en general. El dulce que le proporcionan a las carnes de caza es delicioso. ¡Ah! También puedes utilizarlos para hacer salsas.

 

Dulcecillo o en el hornillo, da igual donde pero come membrillo.