LA PLAZA

Al rico guisante verde

De algunos guisantes se come hasta el haba. Una de las legumbres estrella de la primavera. En crema o salteados. ¿Cómo los prefieres?

Como muchos otros alimentos, los guisantes parece ser que provienen de Oriente Medio y Asia Central. Algunos creen que las plantaciones de este fruto verde tienen su origen hace miles de años, aunque no se extenderían por Europa hasta bien avanzado el siglo II a.C. Cuenta la leyenda que hasta el rey Sol se quedó prendado de este fresco ingrediente cuando llegó a Francia procedente de Génova. Pero ¿qué tienen los guisantes que tanto gustan? Además de unas propiedades excelentes, se utilizan en muchas recetas de cocina. Quédate si quieres aprender sobre sus usos y beneficios.

 

Variedades de guisantes

 

Aunque es habitual poder consumirlos enlatados y congelados, en La Plaza de DIA siempre recomendamos optar por productos frescos y de temporada. La mejor época para consumir guisantes frescos es en la primavera, desde abril hasta mitad de mayo. Se conocen más de 250 variedades diferentes y podemos clasificarlos de muchas formas distintas.

 

La que se cultiva con más frecuencia es la Pisum sativum sativum, cuyas semillas pueden ser lisas o rugosas.

 

Los guisantes lisos se suelen utilizar para el congelado, mientras que los rugosos tienen un sabor más dulzón y se suelen enlatar. También destaca la subvariedad elatius, que presenta unos guisantes con pequeños granitos y aparece a menudo de forma silvestre. No podemos olvidarnos del famoso tirabeque, cuya vaina es tan tierna que se come junto a sus semillas.

 

Las variedades también se clasifican por su fecha de plantación. Las tempranas se siembran en octubre y se comen durante el invierno. Las tardías se plantan en febrero para comerse en la primavera. Además, aunque el color habitual es el verde –oscuro o claro–, también puedes encontrar guisantes amarillos y marrones o pardos.

 

Propiedades de los guisantes

 

¿Qué hay de sus propiedades? Desde el punto de vista dietético, los guisantes te ofrecen un buen puñado de beneficios y propiedades. Para que te hagas una idea, un plato de guisantes frescos –unos 200 gramos– cubre las necesidades diarias de vitamina C de un adulto. Tienen poquísimas calorías y producen un efecto saciante. Son pequeños, pero contienen muchas vitaminas –sobre todo A y C– y muchos minerales, como el hierro, el fósforo y el potasio. Además, reducen los niveles de colesterol malo, regulan el tránsito intestinal y estimulan al cerebro. Por si todo esto fuese poco, son una fuente de juventud, ya que están considerados como un antídoto natural contra el envejecimiento. Interesante, ¿no?

 

Cocinando guisantes

 

Dicen que para poder tomar mejor las proteínas de los guisantes debes mezclarlos en la dieta con cereales. Así, son el complemento perfecto del arroz, el maíz o la avena. ¿Cómo se cocinan? Lo más habitual es cocerlos, pero se corre el riesgo de pasarnos de tiempo haciendo que pierdan su bonito color. Como consejo, no los cuezas más de un par de minutos y los tendrás listos para servir.

 

Si no los vas a tomar al momento de cocerlos, tienes que escurrirlos y enfriarlos con agua helada para fijar el color verde. Se pueden servir como guarnición, salteados, en cremas y sopas o aliñados con un poco de sal y un buen aceite de oliva. A nosotros nos encantan con jamoncito. ¡Qué hambre!

 

¿Y a ti cómo te gustan? ¡Verde, qué te quiero, verde! Y si es verde guisante, mucho mejor. La primavera la sangre nos altera y nos ofrece productos tan ricos como estos. ¡A cocinar!